Anteayer encontré una novela que estaba en el podio de mi lista de pendientes, y comprobé satisfecho que no me equivocaba. La leí en pocas horas. Apareció en 1954, pero no tiene edad. Si hubiese sido escrita en 2018, no cambiaría ni una coma, ya que su estilo es completamente jóven. Nunca envejecerá.
Por fluidez, por esa capacidad de engancharte ya desde el primer párrafo y no soltarte ni habiendo leído el último, se me asemejaba a "Nada" de Carmen Laforet, aunque de esta no se puede decir que se desmarque del momento histórico en que nació. No muestra el mismo tratamiento fresco y atemporal de los asuntos sexuales. La de Sagan, por el contrario, pasaría por enteramente actual, sin eufemismos, aunque tampoco haciendo uso de un lenguaje explícito y guarro. Más bien, serena y elegantemente libre.
Curiosamente, su trama me ha resultado bastante análoga a mi propia circunstancia de hace dos meses. Ha sido un placer enorme leer una novela de esta calidad y esta temática. Representa exactamente el estilo que me atrae hoy por hoy. No me apetece empezar tochos viejos. Algún día, volveré a cambiar el chip, y leeré Los hermanos Karamázov, Olvidado rey gudú, Trópico de cáncer y Ulises. Pero tardaré en volver a esa fase. Ahora, recomendadme obras del estilo de Buenos días, tristeza.
.·.·.·.·.·.·.·. Según Google, este blog podría estar infestado de cookies. Leed con precaución y sin alejaros demasiado del Autan.
martes, 16 de octubre de 2018
domingo, 23 de septiembre de 2018
Septiembre, otra vez igual
Pensado fríamente, parece lógico tener que estudiar algo para obtener luego un trabajo. Pero cada vez que lo intento, mi cuerpo se niega. Cualquier palabra en el libro de texto me hace pensar en algo distinto, expulsando mi mente de esa materia. La única materia que me ha conseguido enganchar es el inglés, porque nunca ha supuesto estudiar, sino que se aprende de otras maneras. El B2 no me ha resultado muy complicado. Pero será difícil que pueda aprobar un C1 sin irme a vivir a algún país angloparlante, porque ese nivel ya exige mucha más implicación y constancia. Me distraigo demasiado.
Es devastador ver que empiezo una FP semipresencial de electricista y, cada día, voy posponiendo actividades y lecturas relativamente fáciles. Sé que debo abrir el libro, pero me siento incapaz. Necesito, en cambio, realizar cualquier actividad física. Salir a nadar, a caminar, jugar a futbito, ir a un gimnasio... Hacer algo que tenga que ver con estar vivo, con no tener que desconectarte de tus sentidos. El resto de seres vivos no estudian. Mucha gente cree que es inadecuado beber leche porque "el ser humano es el único animal adulto que la consume". Bueno, también somos los únicos animales que cocinamos paella y nadie dirá que es mala. Pero se quejan del consumo de leche y nadie dice que sea malo estudiar, aunque nunca veremos a un rinoceronte con gafas, absorto en la memorización de frases y resolución de ejercicios matemáticos.
Lo peor es que no creo que un psicólogo me pudiese ayudar a derribar esa resistencia mental. Todo lo que me pueda argumentar ya me lo he repetido miles de veces yo mismo, y no me funciona.
Voy a empezar a ir a alguna biblioteca, a ver si ese es el truco. Si he de estar fuera de casa para poder estudiar.
Me ilusiona la idea de apuntarme a un curso de dibujo y pintura. Es algo que dejé a medias a mis 9 años, porque me aburría seguir el método de encajar, de proporcionar, quería pasar directamente a los detalles. Y fantaseo con recuperar esa afición, empezando desde cero, aprendiendo correcta y metódicamente. Tenía mirado un curso subvencionado que cuesta 85 euros por año. Tardes de lunes a viernes, de 18:30 a 21:00. Pero este es el tercer curso seguido que me quedo con las ganas de apuntarme. Siempre me pilla septiembre buscando trabajo, sin la certeza de saber dónde estaré dentro de un mes, y qué horario laboral me va a tocar. Y este curso, además, me he apuntado a esa FP de electricista, que ya ha empezado y todavía no sé si seré capaz de tomarme en serio.
No sé qué quiero hacer. No confío en ser capaz de aprender algo en modalidad semipresencial, sin ir a clase casi nunca. Y no puedo dedicar dos años a una FP presencial porque necesito trabajar. Y no sé si podré volver a encontrar un trabajo. Ya en todo se exige experiencia. Es imposible cambiar de sector, y necesito salir de la industria textil y, a poder ser, de las fábricas, en general. No sé qué es lo mío, pero está claro que esto no.
lunes, 3 de septiembre de 2018
Incertidumbre
Antes de coronar a alguien, asegúrate de que no te considera su súbdito, sino su consorte.
.........................
Lo que más me carcome es no tener claro si ella es plenamente consciente de la manipulación a la que me sometía, y si hay o no algo de sinceridad en sus disculpas o, por el contrario, simplemente trata de retener un súbdito.
Dudo en su favor cuando la recuerdo físicamente, su lenguaje gestual, su mirada, y me reafirmo en su contra cuando recuerdo sus palabras y su voz, en cada audio de wasap que vuelvo a escuchar.
Me jode no poder estar convencido al 100% de haber actuado correctamente al dispararle mis verdades en wasaps interminables a quemarropa durante esta última semana.
Hablablablar
No, no tenemos que hablar. Las cosas (si han sido destrozadas con saña) no se arreglan hablando. Ese mantra concede ventaja a los taimados, a los listos, a los falsos, a los que les da igual estropear algo, porque con disculpas y explicaciones van a salir indemnes, ejercitando con oficio su fluidez o perseverancia verbal. Las cosas se cuidan, para que no se rompan, para que no se tengan que arreglar. No me váis a camelar ahora. Disculpas, tergiversión y de rositas. No, no vamos a hablar. La verdad se encuentra en los hechos. No los transfiguremos con palabras. Algo como "Hablar mucho de uno mismo es un modo de ocultarse", dejó escrito Nietzsche. Pues eso. No necesito más puñales en la espalda. El mal que se comete por error, por desconocimiento, es perdonable. No así el que se comete por maldad, con toda la intención de parasitar y luego pedir perdón, como genuinos productos de esta tradición judeocristiana nuestra. No, no debemos perdonarlo todo. Hay que reeducar a la sociedad para que se valore como prioritario evitar dañar, en lugar de dañar y pedir perdón. Que esta costumbre engendra demasiados caraduras. Hago lo que me dé la gana y, si se enfadan, ya me disculparé y excusaré. NO, No podemos aceptar esa clase de disculpas.
viernes, 31 de agosto de 2018
O nada
La amargura de una persona no se cura con frases de sobrecillo de azúcar.
Dame el azúcar o nada. Quédate las frases.
jueves, 30 de agosto de 2018
Odio
Si te maltratan, quizá tiendas a debatirte entre dos opciones:
1.-Pensar que no vales, tratar de ser comprensivo con las supuestas razones por las cuales se comportan así, ponerte en la piel de quien te machaca, pensar que lo hacen de un modo inconsciente, sin maldad, sin darse cuenta del daño que te hacen, y terminar cortándote las venas,
o
2.- Pensar que se dan perfecta cuenta del daño, que no les importas una mierda, que te utilizan para obtener algo que no tiene que ver contigo, y odiar, ser consciente de la injusticia, dejar crecer la rabia, y que ese odio te impulse a reaccionar, a moverte para mejorar, para que no te vuelva a suceder.
Es una vergüenza que el verbo odiar tenga connotaciones tan negativas. A veces, el odio es vida. Seguir vivo depende de que el odio se imponga a la tristeza.
Odio, luego seguiré existiendo.
Nada me resulta más tierno y encantador que Lauren Mayberry amenazando con matarme. Un rostro similar debía tener Dunia mientras apuntaba el revólver hacia Svidrigáilov en "Crimen y castigo".
1.-Pensar que no vales, tratar de ser comprensivo con las supuestas razones por las cuales se comportan así, ponerte en la piel de quien te machaca, pensar que lo hacen de un modo inconsciente, sin maldad, sin darse cuenta del daño que te hacen, y terminar cortándote las venas,
o
2.- Pensar que se dan perfecta cuenta del daño, que no les importas una mierda, que te utilizan para obtener algo que no tiene que ver contigo, y odiar, ser consciente de la injusticia, dejar crecer la rabia, y que ese odio te impulse a reaccionar, a moverte para mejorar, para que no te vuelva a suceder.
Es una vergüenza que el verbo odiar tenga connotaciones tan negativas. A veces, el odio es vida. Seguir vivo depende de que el odio se imponga a la tristeza.
Odio, luego seguiré existiendo.
Nada me resulta más tierno y encantador que Lauren Mayberry amenazando con matarme. Un rostro similar debía tener Dunia mientras apuntaba el revólver hacia Svidrigáilov en "Crimen y castigo".
domingo, 29 de julio de 2018
Desbordado
Dos días después:
No sé si lo normal es ofenderse, deprimirse, o aceptar situaciones así. Solo sé que yo no puedo seguir así. A lo mejor me lo tomo a la tremenda porque no soy especialmente sociable. Nunca se me ha dado bien hablar y ligar. Cuando paso el fin de semana entero con una chica y duerme en mi casa, entiendo que me he ganado ser algo más que un amigo. Que si vuelve a suceder, debo cortar definitivamente la relación, porque me destroza la autoestima. No hago ejercicio y me mantengo en forma para esto. No trato de ser atractivo para esto. Quizá las chicas necesitan poseer amistades masculinas, y muchas entienden que deben buscarse amigos gays, mientras que otras tienen la estúpida fantasía de encontrar amigos heteros que "las valoren por su forma de ser y no por su cuerpo", y se comporten con ellas como el amigo gay sin serlo. Y eso me parece insoportable. No quiero que se me otorgue ese papel. Seré modesto, pero algo de orgullo tengo. No soy de piedra. Vale que no estoy enamorado, pero estas situaciones duelen igual. Me atrae. Me pone. No voy a ser el acompañante al que le termine contando sus ligues. No quiero palabras halagadoras. Quiero sexo. No quiero que me diga que todas sus amigas deberían estar con alguien como yo, mientras ella se tira a otro. Eso suena como el más doloroso de los insultos.
Semana 4: Día de ira.
Todo este tiempo quedando conmigo, diciéndome que la cuido como nadie, que se encuentra más a gusto hablando conmigo que con nadie, pero lleva dos semanas tirándose a uno de mis amigos, del cual siempre me ha hablado mal y sigue hablando mal, que si es un picaflor y un cabrón, que no se preocupa por ella, etc... pero folla con él y no conmigo. Estoy cabreado. No quiero mostrarme así porque está de baja por estrés y depresión y tiene problemas con su familia, y hay que ayudarla entre todos, por lo menos hasta que encuentre una vivienda y deje de vivir temporalmente en casas de amigos, lo cual espero que la ayude a centrarse y dejar de estar fácilmente alterable. Ha empeorado en las dos semanas que lleva viviendo con mi amigo. No parecía que el trastorno fuese tan fuerte.
Pero al final la historia es la de siempre: follan con el que más insiste, con el que fuerza la situación, con el que menos las respeta. Prefieren al más cabrón porque así tienen argumentos para echarle las culpas cuando corten. Conmigo no sabría cómo discutir. Me porto demasiado bien.
Semana 5
Estoy fatal, aunque, evidentemente, no es culpa de ella. Se me han acumulado problemas, algunos de ellos ya crónicos, y lo suyo ha colmado el vaso. Ella se encuentra quizá peor que yo. Es trabajadora social y ha estado tratando con mucha gente problemática. Yo, por mi parte, ya estaba mal este verano porque no consigo sentirme valorado en el trabajo. Por números, sé que rindo bastante más de lo que cualquier otro lograría con las máquinas en las que he estado. No paro ni medio segundo, Pero me siguen echando en cara que no pongo interés, y no entiendo qué quieren exactamente de mí. Los que me suelen criticar son mi tío y mi tía, y estoy empezando a odiarles. El caso es que hubo un descenso en los pedidos y dejé de trabajar allí en junio. Me decían que el jefe estaba contentísimo conmigo, y que entraré otra vez en septiembre u octubre, cuando vuelva a crecer la demanda, pero necesito cambiar de trabajo. No soporto esa bipolaridad. Normalmente todo parece ir genial, y de repente soy lo peor, sin que haya ocurrido nada.
Así que me monté para junio el viaje a Estambul que planeaba hacer en agosto. Más barato, pensé. Lo reservé todo para salir de casa la noche del 11 y regresar el 22 por la mañana. 4 aviones, de Barcelona a Estambul y de allí a Pamukkale y sendos regresos. Tres hostels, visado y parking del aeropuerto, y cambié 450 euros en liras turcas. Me iba a salir el viaje por unos 900 euros, quizá algo más. Al final discutí con mi padre y mi tía, que consideraban esto un gasto inaceptable en mi situación, y decidí abortar el viaje justo cuando ya me iba. Perdí 380 euros entre cosas que ya estaban reservadas y el posterior cambio de divisa. Era un momento ideal para ir, porque quedaban 3 o 4 días de ramadán, y hubiese encontrado un ambiente nocturno que no conocería en agosto.
Me aboné a la piscina de un pueblo cercano, con idea de ir poniéndome en mejor forma, porque hacía un año que no jugaba a futbito. Llevaba un par de meses haciendo, de vez en cuando, flexiones, mancuerna y abdominales, pero era poco, y ya tengo 40 años. Volví a entrenar con chavales jóvenes, y vi que apenas podía seguirles. Había perdido mucho pulmón y flexibilidad en un año. Exteriormente, no estaba mal, sé que soy relativamente guapo y me mantengo bastante bien, pero por dentro estaba muy flojo.
Llevaba, mentalmente, un verano bastante calmado, con esporádicos bajones de ánimo, hasta que empecé a quedar con ella.
Aquí he tomado como punto de partida el fin de semana que pasé entero con ella y solamente he contado que durmió en mi cama. El fin de semana anterior habíamos estado con dos amigos comunes en Valencia, y ella se había quedado unas cuantas noches más en casa de uno de ellos, Rafa, en El Cabanyal. La noche del domingo nos la pasamos charlando en la terraza con C..., uno de mis mejores amigos. El jueves, ella había regresado a Cocentaina y me llamó para venir conmigo el viernes a Cartagena y ver el concierto gratuito de The Kutimangoes en La Mar de Músicas. Yo quería ver el concierto y regresar, pero el plan se fue ampliando. Ella tenía que llevar consigo al perro, no se podía quedar solo en un camping, reservé un hotel, pasaríamos por Calblanque al día siguiente... Cuando pasé a recogerla, a las cinco de la tarde del viernes, me respondió que no estaba para ir, que no había dormido, etc. Conseguimos anular la reserva sin cargos, y quedamos la tarde siguiente para ir a la piscina. Cenamos en un bar de Muro y pasamos la noche bebiendo y charlando en mi casa. No quise intentar nada, porque ella tenía problemas con su familia y necesitaba otros lugares donde dormir. No quería que pareciera que le exigía sexo a cambio. Me decía que, a raíz de su reciente separación y sus problemas mentales, se sentía sexualmente bloqueada, estaba pasando por un duelo, y yo solo pensaba en ser respetuoso con ello, aunque me atraía mucho. Es una chica con la cual siempre he sentido más compatibilidad que con la mayoría, pero siempre que coincidíamos por ahí, tenía pareja. Es raro que yo me encuentre cómodo charlando horas y horas con una mujer. No soy muy hablador. Con ella tengo eso. Me siento tranquilo y a gusto. El domingo lo pasamos en el pueblo de la piscina donde voy habitualmente.
Ella quería ir este verano a La Riviera Maya, y otro de mis mejores amigos, asimismo amigo desde pequeño de su hermano, también llevaba tiempo con ese destino entre ceja y ceja. El miércoles me comunicó que se iba con él dentro de dos semanas, aunque siempre le ha considerado un depredador y no le tenía demasiado confianza.
Cambiaba de planes constantemente. El viernes siguiente quedamos a las cinco para la piscina de su pueblo, y acabó llegando a las siete (previos avisos de "no puedo porque ha pasado tal cosa"). Para el sábado, yo había quedado en ir a la fiesta de cumpleaños de este amigo en la casa de campo con piscina de otro. No pensaba ir, pero ella me había insistido, porque le había dicho que iría, creyendo que yo iba. "No me dejes sola con este". Así que fui a la fiesta, encargué la paella, y ella no vino. Hablamos por teléfono. Estaba floja de ánimo, pero esa noche saldría, porque eran fiestas de su pueblo, y quería que consiguiera marihuana. "Esta noche salimos a saco". Yo no había quedado a cenar en el bar con los amigos porque ella proponía que cenásemos solos en un parque. Poco antes de la hora en que había quedado con ella, pasé por el bar a cogerle marihuana a uno que tenía algo y, conociendo mi circunstancia, me daba un poco. Ella no me avisaba de estar lista para recogerla, así que pasaron dos horas y media, yo en el bar sin apenas consumir nada, charlando junto a mi amigo "el picaflor-depredador" esperando el momento de largarme. Después no quiso saber nada de la marihuana.
Entre findes, mucho mensaje de WhatsApp, y alguna que otra conversación. Ella estaba viviendo en casa de mi amigo "el picaflor". El jueves, otro amigo y yo les ayudamos a trasladar sus muebles desde la casa de su ex novio. La noche del viernes todavía eran fiestas en Cocentaina, segunda semana, y salimos. Cenamos en casa de mi amigo "el depredador". Ella pasó la mayor parte de la noche conmigo, y me hablaba mal de él. Al final, hacia la madrugada, me dijo que estaba harta de él, que solamente pensaba en divertirse con sus amigos y no se preocupaba por ella, y me confesó que se habían enrollado. De alguna manera, me lo esperaba, y volví simplemente triste a casa. En la mañana siguiente, no me dejó dormir. Me enviaba audios por WhatsApp en los cuales le insultaba, estando él presente (yo escuchaba de fondo sus réplicas sardónicas) en plan "El cabrón de tu amigo se me ha estado tirando esta semana, pero me ha perdido, porque es un demonio...)".
Yo sabía al 100% que eso de "pero ya me ha perdido" no era cierto, era una rabieta típica. Llegué a pensar que quizá me utilizaba para intentar darle celos, y que yo no le importaba nada. Ella niega que sea así y la creo, supongo que estaba muy alterada y no razonaba demasiado bien.
Yo estaba entre deprimido y mosqueado. Indignado con el hecho de que siempre me agradeciese el estar cuidándola tan bien, pero se estuviese tirando a otro, al cual insultaba constantemente. Recibía wasaps en plan "Estoy reventada por culpa mía y de tu colega, gran pescador de sirenas como yo, y solamente amigo ahora". Yo respondía en plan "Le pediré que me dé clases de pesca".
"Buff, es flojillo".
"Es efectivo. Preferiría mil veces follar con tías que me llamen cabrón y flojillo que ser, simplemente, amigo de tías que solamente me tengan un gran aprecio. Tengo mucho que aprender de él".
Eso me machaca la autoestima. Needless to say, I suppose.
El domingo, C.... mi mejor amigo, que vive en Valencia, me contó lo sucedido unas semanas atrás, cuando ella estaba allí, hospedándose en casa de Rafa, en El Cabanyal. Se habían enrollado, pero nada más. Había pasado una noche y el día posterior con él en su piso. Habían dormido en la misma cama grande, pero sin sexo, aparte de algunos besos. Ella le había contado más o menos lo mismo que a mí, que estaba sexualmente bloqueada, de duelo y tal, aunque era ella quien había buscado ese contacto físico.
Me sentí el último puto mono.
Yo tengo un trauma con este tema. Hace 7 años que no he follado. Mi última experiencia, con una chica inglesa el 15 de octubre de 2011, me hizo sentir mal conmigo mismo (por culpa mía), y perdí las ganas de seguir tratando de ligar. Me sentí incómodo, incapaz de mantener la fluidez en las conversaciones. Notaba que no le podía dar todo lo que esperaba de mí, y que solamente seguía conmigo porque me encontraba físicamente atractivo. Durante todo este tiempo me he mantenido bastante tranquilo, pero con esta amiga se me ha derrumbado el mundo encima, porque me sentía mucho más merecedor de estar follando con ella que cualquier otro. Y la había avisado de que me gustaba, y que no quería estar por medio si se liaba con otro. Cuando me dijo que quería que fuera a la fiesta de cumpleaños del "picaflor" en aquella casita, imaginé algo, soy pesimista por experiencia, porque nos conozco a él y a mí, y le dije que me gustaba y no quería estar con ella en la fiesta de él. Pero ella me insistió en que sin mí no se sentía capaz de ir.
Ella se excusa en que "es muy buen estratega, me insistió en que me quedara varias noches en su casa y me trató muy bien al principio, etc..." Y yo, erre que erre: "Te gusta y punto, lo entiendo, pero me jode que tontearas conmigo mientras follabas con él, porque yo me iba ilusionando y tú solamente me querías como amigo" Y ella. "Yo no he tonteado con nadie, yo tengo muchos amigos, al igual que amigas..." El caso es que no nos vamos a entender.
Ella no comprende que me quiera alejar, que no quiera ser su amigo mientras está con otro. Evidentemente, no le he contado que llevo 7 años sin follar. Temo que parezca que le quiero dar lástima. No quiero quedar demasiado como que voy de víctima. Simplemente le he repetido bastante que no soporto estar en la friendzone de una tía que me gusta, y necesito alejarme. Que no me gusta tener amigas, porque al final alguien sufre, y suelo ser yo.
El domingo por la tarde le envié varios wasaps contándole detalladamente cómo me sentía, incluyendo que "Si me estás utilizando para darle celos, te voy a odiar eternamente".
El lunes por la mañana hablamos. Ninguno de los dos estamos consiguiendo dormir habitualmente más de 4 horas por noche. Estaba sereno, pero me iban viniendo ganas de llorar tal como avanzaba la conversación, y a los 20 o 30 minutos se dio cuenta de que yo no podía seguir hablando, me ahogaba, y lo dejamos. Pasé la mañana llorando como no lo había hecho en 15 años. Y decidí hacer mucho más ejercicio y reducir y controlar estrictamente la dieta, a ver si consigo, de una vez por todas, eliminar ese pequeño pero irreductible michelín que nunca me ha permitido marcar tableta. Reaccioné en plan combativo, pensando "Me voy a poner como Conan pero en guapo, y cuando me vuelvas a ver te arrepentirás de estar con él y no conmigo". Sé que las cosas no funcionan así, peeerooo.... tenía que distraerme con alguna obsesión loca.
Martes, miércoles y jueves estuve relativamente animado. Lloraba un poco al escuchar ciertas canciones, como esta:
De modo que me dio por hacer mogollón de flexiones, mancuerna y abdominales cada día, no comer dulces, reducir las cenas a pechuga de pollo asada con un chorrito de aceite de oliva o unas tiras de jamón serrano, e irme a caminar, y a ratos correr, dando varias vueltas al pueblo durante 2 o 3 horas cada noche, escuchando música con el móvil antiguo y los auriculares. El jueves estuvo nublado y no hizo calor, así que por la tarde salí de casa, fui hasta Cocentaina, subí al castillo y regresé en 2 horas y media. A la noche, caminé otras 3 horas. Y decidí que necesitaba volver al Camino de Santiago. Esa misma tarde, mi amigo "el depredador-picaflor", me había llamado para proponerme ir con ellos a Roncesvalles y empezar el Camino Francés el viernes. Finalmente van tres. Me llamaron también por la mañana, para convencerme, Rafa y ella. No quise ir. No puedo estar con ellos. Les aprecio, no les tengo ningún rencor, pero no les puedo ver juntos. Habían suspendido el plan de Riviera Maya porque ella no se encuentra emocionalmente estable para ir a un país tan peligroso como México. Los médicos que ha visitado esta semana lo desaconsejaban tajantemente. Algo que ya comentábamos mi amigo "el depredador" y yo hace un par de semanas. No había tardado en arrepentirse de esa reserva, viéndola a diario, tal como cambiaba de humor e iba a su bola. Temíamos que decidiera irse sola por ahí y le pasara algo.
Para colmo, Raúl está, nuevamente, en Turquía, y no para de colgar fotos de Estambul en Facebook, desde el jueves mismo. Eso me ha completado el martirio. No puedo ver esas fotos. He de cerrar Facebook inmediatamente, porque me provocan un terremoto en el centro del alma. Tampoco quise mirar las fotos que colgó ayer viernes Rafa, en las que, supongo, saldría la parejita.
Tras hablar con ella, tuve el peor día en 15 años. Fui incapaz de hacer nada en todo el viernes. Estuve encerrado en la habitación, llorando y fantaseando a veces con el suicidio. Y decidí que vuelvo al Camino del Norte. Esta mañana he comprado un medicamento antidepresivo, Deprax, aunque, tras leer el prospecto, no creo que lo utilice. Empieza a hacer efecto a las 2 semanas de tratamiento, y anteriormente puede empeorar los síntomas.
Mañana cenaré con mi amigo C... en Valencia, y seguidamente me dirigiré a Ribadesella. A media mañana del lunes, espero dejar allí el coche y coger un autobús hasta Comillas, mi pueblo fetiche, donde realizaré fotos nocturnas y empezaré a caminar la madrugada del martes. En principio, el plan es hacer tres etapas: Colombres, Poo y San Esteban de Leces. El viernes de madrugada regresaré caminando unos 5 km a Ribadesella, a por el coche, y me dirigiré a Ribadeo, donde he de ver, sí o sí, la Playa de las Catedrales. Supongo que dormiré por esa zona y regresaré a casa el sábado. El presupuesto no es muy holgado y no sé si, emocionalmente, estoy para salir de casa y conducir tanto, pero lo que tengo claro es que no estoy para quedarme encerrado. Sería la peor opción. Hoy, ocupado con todos los preparativos del viaje, no he pasado mal día, y espero que escribir esto también esté ayudando a descargarme un poco.
Y ahora tan solo ruego (a quien corresponda) que ella no me llame, al menos hasta que haya completado el trayecto en coche hasta Cantabria, porque seguro que me volvería a afectar muy negativamente escucharla, me volvería todo a la cabeza con demasiada intensidad, y debo estar bien para conducir tantas horas.
sábado, 23 de junio de 2018
Estranged (Guns N' Roses, 1991)
Si hay una canción que define mis gustos, es esta. Siempre me ha enamorado, en especial, la "segunda mitad" de la canción, más o menos desde el minuto 4. Las primeras veces que vi el vídeo en la tele, a mis 15 años, en 1993, me dejaba loco, me parecía absolutamente mágica. La "canción de los delfines". Sonaba completamente diferente a todo lo demás. Música que tenía vida propia más allá de las letras. Era el tipo de rock que gran parte de los rockeros encuentran aburrido, ya que es sofisticado, complejo, melódicamente genial, virtuoso, con letras introspectivas, que hablan de problemas personales, del desamor, de la soledad, de la depresión, sin atisbo de "compromiso social" ni "mensaje", sino música porque sí, con un piano muy protagonista, con largas secciones instrumentales, con un par de grandes solos de guitarra, con esos riffs tan blues, de esa guitarra poderosísima, super expresiva y elocuente a lo Jimmy Page, con distintos estribillos, que no serán ni estribillos, si, como mucho, se repiten dos veces...
Era un tipo de rock que se volcaba completamente del lado de Led Zeppelin y Pink Floyd, y se alejaba del ruido simplista del punk. El tipo de rock que da importancia a la música por sí misma, que la celebra, y no la reduce a mero vehículo de reivindicaciones políticas, ni escueto acompañamiento para letras poéticas. El tipo de rock que no supedita la música a la lírica. El tipo de rock que hace vomitar a un seguidor de Sex Pistols, la Polla o Reincidentes.
Y además, el vídeo es espectacular. Todavía me cuesta creer que la pasaran tantas veces en Los 40 Principales. Sí, también sacaban grandes canciones, una de cada 7 o 25, depende del momento, pero de esta longitud y características, ninguna otra.
Un buen día se me ocurrió buscar en Youtube si existía alguna versión de piano solo de Estranged, y fue así como conocí las maravillosas interpretaciones de Viktoriya (Vika) Yermolyeva. Qué cerebro hay que tener para tocar así. Lo que hace con November rain es descomunal. Y con Fade to black de Metallica, y con Chop suey, de SOAD, y con New born, de Muse, y tantas otras...
Y mira que Slash es feo, pero todo el que haya cogido una guitarra eléctrica ha soñado con ser él en el vídeo de November rain. Ese primer solo es uno de los más épicos de la historia.
domingo, 18 de marzo de 2018
Agobio sensorial y desencanto (Fin de año 2016-17)
A
las 6 de la mañana, en nochevieja, todavía quedaba bastante gente en el gran
pub donde estábamos, y el olor, recargadísimo, se me hacía insoportable. Me
preguntaba de dónde provenía. Pensé que, mayoritariamente, podía proceder de la
concentración de exhalaciones tras tantas horas de consumo masivo de Plis-Plai,
la bebida popular autóctona (café licor con coca-cola), una bomba de cafeína,
azúcar y agua carbonatada, que ensucia los dientes como ningún otro licor. A
veces también creo que ese olor se debe al sudor de toda la noche, mezclado con
la acumulación de todo lo que se echa encima la gente. Colonias, maquillajes,
espumas, lacas, gominas, ceras… Era horrendo.
Entonces,
aunque puedan quedar chicas con cuerpos naturalmente atractivos, me suelen
repugnar por toda esa pintura facial. Y veo a otros yendo a saco a por ellas,
tratando de arrancarles algún beso, y me cuestiono acerca de la naturaleza de
esa repugnancia propia y de esa aquiescencia ajena. Cómo es que les da igual
todo eso, esos olores y texturas violentas y antinaturales, con tal de
conseguir echar un polvo. Cómo es que a mí, tras nueve vasos, me importa. ¿Qué
hacemos aquí?
En
momentos así, me parece lamentable ver a los tíos tratando de seducir, algunos
sin gracia, con los típicos “piropos de obrero", creyéndose ingeniosos, a
chicas que les aprovechan para mejorar su propia autoestima, rechazándoles con
sarcasmos aprendidos y mil veces ensayados, pretendiendo parecer ingeniosas. Dáos cuenta de que, a estas horas, la gente que merecía ligar ya no está aquí. Somos los despojos de la noche. tíos y tías.
No
es que me sintiera superior. Simplemente, no quería ser ni como ellos ni como
yo.
Y
me sentía un poco ridículo, apoyado en la barra, bebiendo agua y notándome
medianamente sobrio, habiendo consumido tres plis-plays, un ron-cola y
cinco martinis con naranja, echando de vez en cuando una furtiva mirada a la guapísima camarera, y suponiendo que estarían hasta la coronilla de todos nosotros, ella, sus compañeras, y sus parejas, quienes quiera que fuesen, que casi seguro estaban ya por allí. Quedaba una hora para poder coger el primer autobús, y
fantaseaba con volver a casa caminando, una vez más, esos 14 km, a pesar del
frío, en lugar de aburrirme esperándolo. Pero C**** no tenía esa intención, y no iba a dejarle solo. Me
tocaba maldecir de nuevo la falta de autobuses nocturnos. Hubiera estado en
casa hace rato. Siempre he odiado la idea de tener que pagar un taxi por falta
de transporte público. No somos ricos.
Quedábamos
los dos más indolentes. El resto salían a ligar. Los dos muy inteligentes,
M**** y L****, hacía rato que estaban enrollándose con sendas chicas atractivas.
Los dos muy cortos, M**** y O****, se habían largado a la otra zona de fiesta, tras
haber molestado involuntariamente a unas cuantas, tratando de conectar, con
frases aprendidas, tan bastas que a veces les hacen pasar por más machistas de
lo que quizá realmente son, aunque algo de eso tienen, por contagio social. Habíamos quedado 6 para
cenar en Alcoy. El resto estaban, casi todos, de viaje por Cracovia. Quedábamos,
charlando y bebiendo lentamente junto a la barra, los dos que casi siempre
salimos a pasar el rato y casi nunca intentamos nada. Los que nunca nos hemos
sentido cómodos con nosotros mismos, con nuestros cerebros. Los
acomplejados sin remisión, que encajaríamos como personajes secundarios en
novelas de Murakami. Y era justo lo que, diez horas antes, hubiese apostado que
sucedería.
Antes
de que empezara la noche, tenía claro que la terminaría con esa sensación de
navío varado, maldiciendo el no haberme tocado una lotería que me permitiese
estar ahora en Islandia o Noruega, posiblemente congratulándome de haber visto
mi primera aurora boreal, en un nuevo país que sumar a mi corta lista,
seguramente solo y sobrio, pero más contento e ilusionado.
Al
menos, no estaría hartándome de alcohol con tal de no quedarme en casa sabiendo
que todo el mundo está de fiesta. Hay noches señaladas en que no me apetece
salir, pero sé que, si me quedo en casa, voy a estar peor. Sé que, si pudiese
dedicar un año a viajar y ver mundo, me cuidaría mucho mejor. Haría bastante
más ejercicio, porque estaría más animado.
Fue una mala nochevieja.
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