domingo, 19 de octubre de 2014

El mejor guión de la historia: ¿12 hombres sin piedad o Her?


Esta semana vi un clásico brutal: 12 hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957), tercera clasificada en el top histórico de Filmaffinity tras El padrino I y II.

En ella se nos muestra la reunión en la cual los miembros de un jurado deben decidir por unanimidad si el acusado de parricidio es inocente o culpable, lo cual le enviaría a la silla eléctrica. Tras el juicio, tan solo uno de ellos tiene dudas sobre la culpabilidad del chico. Algunos únicamente desean terminar lo más pronto posible para poder regresar a sus propios asuntos. La peli entera es una intensa discusión, sin salir de una misma habitación, como en La soga (1948) de Hitchcock, pero mejor todavía, ya que en La soga se juega con tres o cuatro personajes principales (hace mucho tiempo que la vi) y en 12 hombres sin piedad se maneja 12 protagonistas perfectamente caracterizados.

Lo de no salir de una misma habitación en toda la peli nos podría remitir también a El ángel exterminador (1962) de Buñuel. Pero en este caso se trata de una obra más fantástica, muy al estilo de los cuentos de Julio Cortázar.

Anoche la comentaba con el más cinéfilo de mis amigos. Le dije que el guión me parecía prácticamente tan impresionante como el de Her (Spike Jonze, 2013). Raúl respondió que más todavía. “12 hombres ha superado la prueba del tiempo. Trata problemas que 57 años después siguen existiendo y mantiene vigente su prestigio. Hay que ver si Her se mantiene tan alta dentro de medio siglo. Aborda una realidad muy de ahora, vinculada a la manera como usamos hoy una tecnología que no deja de cambiar.”

Ese punto de vista no me acaba de convencer. A largo plazo, dentro de 500 años, las realidades retratadas en ambas pelis pueden ser igual de arcaicas. Hace décadas se pensaba en futuros conflictos entre hombres y máquinas inteligentes. Hoy en día se piensa más en que las máquinas seremos nosotros, que cada vez nos incorporamos más implantes. Ahora son brazos biónicos para gente amputada, dosificadores de insulina para diabéticos, marcapasos… Quizá en unos años nos implantemos discos duros en el cerebro para aumentar nuestra memoria, o cualquier cosa. Quizá, tal como seamos cada vez más híbridos, hombres-máquina con mejores cerebros, nuestra manera de gestionar los sentimientos sea menos subjetiva y emotiva, menos visceral y más razonada, y las situaciones que retrata todo el arte actual queden desfasadas.

Home (Edward Sharpe & The Magnetic Zeros, 2009):


All that we perceive (Thievery Corporation, 2002):



Everything that's real and everything unrealized
All infinity starts falling from your eyes
We are fluid dreams, vivid memories
All uncertainty leads to eternity
All that we perceive in every mystery
Who are we? What we see? Oh, I can't comprehend
Who are we? What we see? Whoa, I can't comprehend
Illuminating love falls from the skies
To water the illusions in our eyes
All that we desire is all we fear
All our aspirations grow unclear
We feel endlessly, beyond all gravity
Who are we? What we see? Oh, I can't comprehend
Who are we? What we see? Whoa, I can't comprehend 

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