martes, 28 de octubre de 2014

Look up

La profesora de inglés nos ha mandado una excelente actividad. En clase vimos el vídeo viral en que un tal Gary Turk recita su poema “Look up”. Mayte nos pasó un par de hojas fotocopiadas con el poema entero, y ahora cada uno debe, en casa, tratar de recitarlo con la misma entonación y velocidad que el autor, intentando emular su pronunciación. Hoy nos grabaremos recitándolo en grupo.

Su tema es si la (¿excesiva?) atención que la gente dedica a las redes sociales nos hace más insociables.



Tras verlo por primera vez, tuvimos que debatir, en grupos reducidos, sobre su significado y si estábamos de acuerdo o no.

En nuestro pequeño grupo fui el único que lo consideraba quizá demasiado alarmista. Recuerdo un párrafo de Bertrand Russell que rebate a quienes critican cada avance tecnológico argumentando que no es natural. Russell afirma que lo natural, para cada uno, es lo que ha conocido en su niñez. Lao-Tsé, hace unos 2.500 años, protestaba contra los caminos, los carruajes y las embarcaciones, cosas que probablemente eran desconocidas en su pueblo natal. En cambio, Rousseau estaba acostumbrado a tales cosas y no las consideraba contrarias a la naturaleza, pero probablemente hubiera execrado los ferrocarriles si hubiese vivido lo suficiente para llegar a conocerlos.

Quizá Gary Turk tenga razón en que la tecnología nos aleja de conocer a quien está a nuestro lado. No soy muy hablador pero recuerdo algunas conversaciones con gente desconocida en trenes, autobuses y estaciones, cuando no había Facebook. En cierta ocasión incluso quedé para más adelante con una chica, durante un trayecto en tren. Pero esa tecnología nos aporta muchísimo. Nos aburrimos menos. Tenemos a nuestro alcance una ingente cantidad de información en cualquier ámbito, y múltiples opciones de ocio. Lo difícil es aprender a restringir su uso a los momentos en que no haya un plan mejor, ni una obligación que cumplir. Por evitarme sustos económicos, siempre me he asegurado de que mi recién comprado móvil no tuviese acceso a internet, y prefiero seguir así aunque me costase cero. Creo que la mejor manera de controlarme es esa. Ya demasiado me paso entrando con el ordenador, en casa.

No es por eso que dije “quizá demasiado alarmista”. Desde la perspectiva de “hay que ser sociable”, el vídeo nos alerta de un peligro muy real, de una tendencia alienante. Lo dije porque, aunque el modo de vida, algo más sociable, que hemos conocido desde pequeños nos parezca mejor, aunque estemos seguros de que era mejor jugar en la calle al escondite, a fútbol o a carreras de monopatín, cosas que no se ven tanto en los niños de ahora porque están mirando la pantalla de un móvil, ¿hay que preocuparse tanto por el rumbo de algo tan eternamente cambiante, tan inconstante, como es el comportamiento de las masas humanas, tan imprevisible en sus efectos? Me preocuparía en casos extremos: si las viese desfilar con antorchas o rifles, saludando a un nuevo Hitler. A pesar de la miseria generada por la corrupción política, no me parece que la juventud española se haya vuelto especialmente racista o xenófoba. Hay los que había, las excepciones de siempre.

Si el problema no fuesen las redes sociales, sería cualquier otro.


Quienes tenemos alrededor de 35 años hemos crecido en un país bastante socialista, en un mundo que no llegaba a 6 mil millones de personas. Los jóvenes de ahora se ven en una España políticamente peor, más liberal en macroeconomía y con menores posibilidades de independencia, en un mundo que supera los 7.400 millones de habitantes, cada vez más contaminado. Pero tienen medios para aburrirse menos que nosotros a su edad, y para informarse mejor. Ven una sociedad algo menos pacata, menos creyente en religión y menos homófoba. Internet les puede hacer conscientes de multitud de lugares y actividades interesantes o divertidas que no quedan lejos. Ríos, playas hermosas, museos, pueblos con encanto, fiestas diferentes, rutas de senderismo, deportes de aventura, locales donde hablar inglés con gente nativa... La consciencia de las opciones de ocio existentes se ha multiplicado. Puedes ver todos los clásicos del cine, escuchar infinidad de música en todos los estilos, aprender online a tocar un instrumento, con tablaturas de tus temas predilectos y con vídeos tutoriales, comparar opiniones para decidir próximas lecturas. Todo es distinto. Nosotros éramos básicamente "pijos" o "heavies". Ir rapado o con rastas, lleno de tatuajes o piercings, o con una perilla de cuatro centímetros, te hacía ser mucho más raro que ahora. Ahora creo que una mayor variedad de estilos está a la vista. La tecnología nos hace más naturales o más antinaturales en según qué cosas. Los canales televisivos “de izquierdas” nos muestran más realidades que antes, porque esas realidades ya han circulado por Facebook, y no quieren ser menos. ¿Hubiese podido darse un fenómeno político como el 15M o Podemos en los años noventa? Ni de coña. Para los partidos minoritarios, triunfar en las redes sociales es el trampolín que les lleva a tener minutos en La sexta y Cuatro. ¿Sabría yo ahora quién es Mónica Oltra si no hubiese Facebook? Soy valenciano y tengo claro que votaré a Compromís, como ya hice unos años atrás.

Cualquier avance que nos facilita algún aspecto de la vida siempre conlleva un riesgo de excesiva dependencia, incluso de adicción. Pero siempre se han hallado remedios sin tener que renunciar a esos avances.

Creo que un grupo de personas calladas, mirando cada una la pantalla de su móvil durante largo rato es una excepción rara, no es lo que te encuentras en cada bar y en cada calle. No necesitamos asustarnos por que algunos sean así.

You! Me! Dancing! (Los Campesinos, 2006):





The beats yeah, they were coming out the speakers
And were winding up straight in your sneakers
And I'm dancing like every song he spins is bis
Or like all my dance heroes would if they existed

And yeah it's sad that you think that we're all just scenesters
And even if we were its not the scene you're thinking of
To taking props from nineties boy band fashions
All crop tops and testosterone passion

If there's one thing that I could never confess
It's that I can't dance a single step

It's you, it's me
And there's dancing
It's you, it's me
And there's dancing

Not sure if you mind if I dance with you
But I don't think right now you care about anything at all
If only there were clothes on the floor
I'd feel for certain I was bedroom dancing

And it's all flailing limbs at the front line
Every single one of us is twisted by design
And dispatches from the back of my mind
Says as long as we're here everything is alright

If there's one thing that I could never confess
It's that I can't dance a single step

It's you, it's me
And there's dancing
It's you, it's me
And there's dancing

If there's one thing that I could never confess
It's that I can't dance a single step

One thing that I could never confess
It's that I can't dance a single step

It's you, it's me
And there's dancing
It's you, it's me
And there's dancing

It's you, it's me
And there's dancing
It's you, it's me
And there's dancing

And I always get confused,
because in supermarkets they turn the lights off when they want you to leave,
but in discos they turn them on.
And it's always sad to go, but it's never that sad,
Because there's only so many places you're guaranteed of getting a hug when you leave.
And then on the way home, it always seems like a good idea to go paddling in the fountain, and that's because it IS a good idea.
And were just like, how Rousseau depicts man in the state of nature:
we're undeveloped, we're ignorant, we're stupid, but we're happy.



domingo, 26 de octubre de 2014

Una del montón (Wislawa Szymborska)

"One" de Metallica, interpretada por Rodrigo y Gabriela.



Alguien colgó en Facebook este poema de la ganadora del Nobel de literatura 1996. Me suele costar de entrar la poesía, pero en este caso hubo cierto flechazo. Dice cosas que siempre he sentido. ¿En qué corriente filosófica cabría encuadrar mi perspectiva de la existencia? Quizá lo que más se le acerque sea el nihilismo, pero creo que hay parte de casi todas.


WISLAWA SZYMBORSKA - UNA DEL MONTÓN

Soy la que soy.
Casualidad inconcebible como todas las casualidades.

Otros antepasados podrían haber sido los míos, y yo habría abandonado otro nido, o me habría arrastrado cubierta de escamas de debajo de algún árbol.

En el vestuario de la naturaleza hay muchos trajes.
Trajes de gaviota, de araña, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a medida, se lleva dócilmente hasta que se hace tiras.

Yo tampoco he elegido, pero no me quejo.
Pude haber sido alguien mucho menos personal.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre, partícula del paisaje sacudida por el viento.

Alguien mucho menos feliz, criado para un abrigo de pieles o para una mesa navideña, algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.

Árbol clavado en la tierra, al que se aproxima un incendio.

Hierba arrollada por el correr de incomprensibles sucesos.

Un tipo de mala estrella que para algunos brilla.

¿Y si despertara miedo en la gente, o sólo asco, o sólo compasión?

¿Y si hubiera nacido no en la tribu debida y se cerraran ante mí los caminos?

El destino, hasta ahora, ha sido benévolo conmigo.

Pudo no haberme sido dado recordar buenos momentos.

Se me pudo haber privado de la tendencia a comparar.

Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera, lo que habría significado ser alguien completamente diferente.

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Algo que admiro y envidio en la gente creativa es el surtido de ejemplos que logran evocar a la hora de expresar una sensación concreta. La parte de este poema que más desearía haber escrito yo es: “Alguien mucho menos feliz, criado para un abrigo de pieles o para una mesa navideña, algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.”

Como creo que la traducción rompe el ritmo y la rima, he juntado las frases donde los cortes me parecían no tener sentido y dificultar su lectura. Podéis deducir que no tengo alma: haría lo mismo con poemas de Lorca.

domingo, 19 de octubre de 2014

El mejor guión de la historia: ¿12 hombres sin piedad o Her?


Esta semana vi un clásico brutal: 12 hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957), tercera clasificada en el top histórico de Filmaffinity tras El padrino I y II.

En ella se nos muestra la reunión en la cual los miembros de un jurado deben decidir por unanimidad si el acusado de parricidio es inocente o culpable, lo cual le enviaría a la silla eléctrica. Tras el juicio, tan solo uno de ellos tiene dudas sobre la culpabilidad del chico. Algunos únicamente desean terminar lo más pronto posible para poder regresar a sus propios asuntos. La peli entera es una intensa discusión, sin salir de una misma habitación, como en La soga (1948) de Hitchcock, pero mejor todavía, ya que en La soga se juega con tres o cuatro personajes principales (hace mucho tiempo que la vi) y en 12 hombres sin piedad se maneja 12 protagonistas perfectamente caracterizados.

Lo de no salir de una misma habitación en toda la peli nos podría remitir también a El ángel exterminador (1962) de Buñuel. Pero en este caso se trata de una obra más fantástica, muy al estilo de los cuentos de Julio Cortázar.

Anoche la comentaba con el más cinéfilo de mis amigos. Le dije que el guión me parecía prácticamente tan impresionante como el de Her (Spike Jonze, 2013). Raúl respondió que más todavía. “12 hombres ha superado la prueba del tiempo. Trata problemas que 57 años después siguen existiendo y mantiene vigente su prestigio. Hay que ver si Her se mantiene tan alta dentro de medio siglo. Aborda una realidad muy de ahora, vinculada a la manera como usamos hoy una tecnología que no deja de cambiar.”

Ese punto de vista no me acaba de convencer. A largo plazo, dentro de 500 años, las realidades retratadas en ambas pelis pueden ser igual de arcaicas. Hace décadas se pensaba en futuros conflictos entre hombres y máquinas inteligentes. Hoy en día se piensa más en que las máquinas seremos nosotros, que cada vez nos incorporamos más implantes. Ahora son brazos biónicos para gente amputada, dosificadores de insulina para diabéticos, marcapasos… Quizá en unos años nos implantemos discos duros en el cerebro para aumentar nuestra memoria, o cualquier cosa. Quizá, tal como seamos cada vez más híbridos, hombres-máquina con mejores cerebros, nuestra manera de gestionar los sentimientos sea menos subjetiva y emotiva, menos visceral y más razonada, y las situaciones que retrata todo el arte actual queden desfasadas.

Home (Edward Sharpe & The Magnetic Zeros, 2009):


All that we perceive (Thievery Corporation, 2002):



Everything that's real and everything unrealized
All infinity starts falling from your eyes
We are fluid dreams, vivid memories
All uncertainty leads to eternity
All that we perceive in every mystery
Who are we? What we see? Oh, I can't comprehend
Who are we? What we see? Whoa, I can't comprehend
Illuminating love falls from the skies
To water the illusions in our eyes
All that we desire is all we fear
All our aspirations grow unclear
We feel endlessly, beyond all gravity
Who are we? What we see? Oh, I can't comprehend
Who are we? What we see? Whoa, I can't comprehend 

domingo, 12 de octubre de 2014

Secuestro



Como cada martes y jueves, hacia las siete de la tarde, acudí a entrenar con gente de los distintos equipos que integran la liga de fútbol sala de mi pueblo. Pero ese día encontramos la puerta de las pistas cerrada con cadena y candado.

Despreocupadamente, saltamos la valla, como toda la vida hemos hecho cada vez que encontrábamos las pistas cerradas. A los cinco minutos de haber empezado a jugar, un policía se asomó a la ventana de la “Casa de ferro”, y nos instó a abandonar las instalaciones. Discutimos un rato y el policía bajó acompañado por una colega suya. El argumento era que “Si está cerrado no podéis entrar”. Les respondíamos que lo tenían fácil: “Ché, abrid la puerta y se acabó el problema”.

Entonces apareció el Coordinador de deportes, un tipo todavía joven, de entre 35 y 40, pero repelente. Perdimos una valiosa media hora de luz solar discutiendo a la entrada de las pistas. Resultó que nadie podía usar ese día las instalaciones porque “estoy de huelga”. Sí, amigos, era el 29 de marzo de 2012, huelga general. El coordinador estaba de huelga, lo cual significaba que nadie, en un pueblo de casi 8.000 habitantes, podía practicar deporte.

-Por mucho que quieras comprar en domingo, no vas al Mercadona y entras a la fuerza si está cerrado- nos decía con toda su desfachatez.
-El Mercadona es una empresa privada, Pau. En cambio, las instalaciones polideportivas son de todos, se construyeron con dinero público. No tienes ningún derecho a cerrarlas cuando te colore.

Terminamos yendo en coches y motos a uno de esos pueblos próximos que no llegan a mil habitantes, y donde las pistas no se cierran nunca, quizá porque no tienen puerta. Fuimos niños en los 80 y adolescentes en los 90, y nunca nos echaron encima a la policía por haber saltado la valla para jugar a futbito. ¿Tanto ha crecido Muro y tanto ha cambiado España para que todo se vuelva tan antinatural? ¿Para que el crimen sea usar unas pistas que están muriéndose de risa?

En esas discusiones no te vienen a la mente todos los argumentos que después quisieras haber usado, y también hay cosas que, sencillamente, no vas a decir, porque tus interlocutores no sabrían de qué hablas. Me venía a la mente un párrafo escrito hace casi un siglo, y la sensación de que, en algunas cosas, el mundo no evoluciona.

“construyen un parque de diversiones infantiles con el fin de convencerse de que son filántropos y luego imponen tantas regulaciones para su disfrute que ningún niño disfrutará allí como en la calle. Hacen cuanto pueden para impedir que los teatros y lugares de recreo estén abiertos los domingos, porque es el día en que de verdad se pueden utilizar.”

(Bertrand Russell – Gente bien, 1931)


Y la de veces que he visto las pistas de Muro cerradas en tardes de domingo.



Obra del artista gráfico Banksy.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Homenaje al Hobby



Música: "The bull" (Mike Theodore Orchestra, 1977)

Algún día he de asistir a uno de estos eventos.

Nuestro pub mítico de Alcoi, el Hobby, cerró hace tres años, debido a la crisis. En su mejor época, allá por el primer lustro del nuevo siglo, algunos viernes llegaban batoieros, despejaban de vidrios el suelo junto a la cabina del Dj, y se ponían a bailar break dance (B-boying), entre un círculo de gente. Era el tipo de frikadas totalmente espontáneas, no preparadas, que tenían lugar en el Hobby cada noche. A cada uno le daba por hacer sus propias chorradas. Yo solía levantar por sorpresa a mis amigos a la giganta. Llegaba por detrás y, cuando se daban cuenta, estaban sentados a un metro setenta de altura. Lo tenía tan práctico que ni empleaba las manos. A veces no les bajaba en más de cinco minutos. Les iba llevando de un lado a otro. Me quedaba charlando tan normal con alguien, llevando una persona por sombrero. Uno de ellos, ya aburrido, decidió apoyar los pies en el posavasos de la pared y saltar. Menos mal que era temprano y no encontró vidrios en el suelo. Te podías encontrar gente sentada jugando a cartas junto a la puerta, o tipos con los taburetes en la cabeza, simulando una pelea de ciervos. Un tío, de día empleado de banca, solía agarrarse a una rendija del extractor de humos, en un desnivel del techo, y quedarse colgando cabeza abajo a lo Spiderman. Kusturica hubiese aprovechado anécdotas de ese lugar.

La gente que llevaba el pub llegó a hacer fotos de todos los habituales parroquianos durante varias noches, y forraron las barras con las mejores fotos. Al ser el único pub musicalmente alternativo de la zona, el ambiente resultaba más abierto que en otros locales. Nos sentíamos parte de una minoría con gustos no convencionales, sobretodo en música. Decíamos que el Hobby era nuestra segunda familia. Era muy raro que hubiese allí alguna pelea o te robasen la chaqueta. Sólo podía suceder en noches señaladas como Nochebuena o el Medio año de Fiestas, cuando había muchos no habituales. El resto del año podías dejar tus cosas en cualquier parte del pub y olvidarlas toda la noche.

Me encantaba observar las acrobacias de l@s B-boys y B-girls en primera fila. Todavía tengo en el alma la mirada de cierta chica desde enfrente, al otro lado del círculo, mientras seguíamos con nuestros cuerpos el compás de la música.


Encuentra las siete posesiones demoníacas. 

Un pequeño extracto de lo que éramos la fauna del Hobby en 2002.








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Tras varios visionados, y sin ser para nada un entendido en la materia, la impresión que me da es que Cloud no tenía posibilidad de ganar. Lilou es más bajito, lo que le confiere un mejor centro de gravedad para realizar ese tipo de acrobacias que rozan lo imposible.

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