domingo, 4 de abril de 2021

Némesis

Hará un año, uno de mis mejores amigos se quejaba, muy indignado, de que alguien le había roto el retrovisor del coche, y el muy sinvergüenza se había largado sin dejar una notita ni decir nada. Inmediatamente, me vino a la mente un recuerdo de adolescencia. Él y otro eran los más activos del grupo, los que llevaban la iniciativa, los líderes naturales. Cuando nos emborrachábamos, al otro le daba por pegar manotazo sin avisar a todos los timbres de cualquier bloque de pisos, lo que nos obligaba a todos a salir corriendo. Una noche, cuando teníamos 15 años, el verano del 93, entre ambos, golpearon los retrovisores de ocho o diez coches aparcados seguidos. No sé si destrozaron alguno. Sé que lo ha olvidado por completo. Recuerdo que pensé "cuando seáis mayores vais a criticar que los jóvenes hagan esto", pero no me atrevía a decir nada.

Siempre me prometí que yo no cambiaría tanto como los demás, que ni cometería actos vandálicos de joven, ni criticaría como adulto a la juventud por cosas normales. O por cosas que yo mismo hubiese hecho de joven. Uno de mis ideales de siempre es romper esa disociación entre el yo adolescente y el yo maduro. Evidentemente, entendía que, en cuestiones de experiencia vital, de habilidades y conocimientos, no me podía equiparar a mi yo futuro, pero entendía que no tenía por qué cambiar en temas de moral, de comportamiento y empatía. No le reprocho errores a mi yo adolescente. Sé que hizo lo que pudo con lo poco que sabía. 

En el móvil no me aparece el vídeo de la entrada anterior, así que pruebo ahora con otro. El genial discurso de Tim Minchin.




domingo, 21 de marzo de 2021

Victoria pírrica






Buenas noches. Vuelvo con este temazo de Todd Terje. Durante los próximos meses, espero ir publicando resúmenes de mis viajes y escapaditas de los últimos tres años. Llevo dos años y medio sin escribir nada aquí, desde aquel drama "amoroso" que tuve, de lo cual iré eliminando todo lo que en su momento publiqué.

Resumo brevemente. En julio del 2018, una chica que estaba muy buena, pero algo desequilibrada mentalmente y muy egocéntrica, me iba buscando. Me llamaba todos los días, quedábamos y, la mitad de las veces, no aparecía hasta una o dos horas más tarde. Yo estaba atravesando una crisis personal. En junio me acababa de quedar sin trabajo, y un mal rollo familiar me había impedido aprovechar ese momento para cumplir mi viejo sueño de ir a Estambul y Pamukkale, cuando ya tenía el viaje completamente montado. Cuando esta chica pasó una noche en mi cama y me vi "durmiendo" en el sofá, me sentí humillado y supe que era casi imposible que llegara a tirármela, pero aun así, cuando te van mareando, te agarras al más mínimo resquicio para hacerte ilusiones. Así que seguí quedando con ella y poniendo buena cara, siguiéndole el juego, durante algunas semanas más, por si sonaba la flauta.

El "amigo" con quien más me había juntado en los últimos diez o doce años, siendo completamente consciente de lo que ocurría, (y teniendo otra pareja en ese momento) se metió por enmedio, y terminó cortando con la otra y convirtiéndose en su pareja. Es alguien que sabía perfectamente lo mal que se me da conseguir follar, al contrario que a él, que puede estar con quince o veinte chicas cada año. No es que sea muy talentoso hablando, pero algo de gracia tiene, y es un comercial picapedrero que no se detiene ante mil negativas. Como le terminé contando a ella por Whatsapp, desahogándome, unas semanas más tarde; "Este tipo tiene mil cañas de pescar, tiradas en todas las direcciones, y va tanteando dónde pican. Le da igual casadas que solteras. Se lo toma como una competición. No tardará en ponerte cuernos". Ahí sueno a maldición gitana de peli de Sam Raimi, pero era una apuesta segura.

Ella había conseguido desesperarme una mañana cuando, tras una noche de fiestas de su pueblo, me envió varios audios de Whatsapp revelándome que se había liado con él y que era un hijoputa, que la trataba mal, y de fondo se escuchaba la risita sardónica de él. En plena discusión, me usaba para chantajearle en plan “tus amigos van a enterarse de la clase de persona que eres”, sabiendo que a mí me dolía, que me sentía despreciado y, encima, me dejaba entrever que prefería follarse a alguien que le caía fatal antes que a mí. Me dio rabia y me deprimió a lo bestia. Vi que me estaba queriendo usar como testigo de sus conflictos, como amigo pagafantas. Ahí decidí alejarme de ambos. Mi río de lágrimas era perfectamente navegable.

Él, por su parte, sabía muy bien que yo llevaba casi siete años sin follar, y si tuviese algo de empatía o respeto hacia un amigo, debería haber respetado mi turno de intentarlo con ella, aunque tuviese claro que ella simplemente me estaba mareando y no iba a conseguir nada.

No era uno de mis amigos de infancia. Le conocíamos del instituto, y empezó a juntarse habitualmente con nosotros, especialmente conmigo, hace unos quince años. 

En los meses siguientes, me fui enterando de que otros cuatro, entre amigos y conocidos, estaban teniendo problemas similares con él. A uno le había quitado un ligue, a otro también, e iba a saco a por varias de las ex de otro, en plan extremadamente competitivo. Hasta ese año, no se había comportado de un modo tan depredador en su entorno más cercano. Sí que la ex de otro amigo nos había contado cómo había acabado acostándose con él y le definía como un impresentable. "Es mucho peor de lo que aparenta". Otra amiga nos contó que cada año, recibía algún mensaje de él que decía: " A ver cuándo quedamos a tomar algo y traes a tus amiguitas". Pocos meses más tarde, cortó con otro de sus mejores amigos, uno que había vuelto a la universidad, y una noche trajo a cenar en su casa a una compañera de piso, casada y musulmana, y discutieron luego porque el amigo se negó a darle el número de teléfono de la chica. "No puedes acosar a esta chica. Es musulmana y está casada. Le vas a crear un problemón tremendo".

Algo te olía raro por cómo llamaba a las mujeres. Las novias de colegas eran siempre "la perica" ("Fulanito está con la perica") y el resto eran "chupilis" ("vamos a tal sitio, que está abarrotado de chupilis"). Siempre me han sonado feas y despectivas ambas palabras, pero por lo demás, no me daba cuenta de que fuera tan cabrón. Sí que, a veces, me daba vergüenza su insistente descaro a la hora de abordar grupos de chicas que no parecían interesadas en nosotros, me parecía demasiado creepy, pero como solía acabar ligando, pensabas que era algo medio normal y que el raro eras tú. Que también.

A ella la bloqueé en Whatsapp y la expulsé del Facebook. A él lo bloqueé en ambas redes y no he querido saber nada de ellos, al menos directamente. A veces, me han enviado mensajes de sms o correo, intentando quedar y “aclarar las cosas”. Nunca he respondido.

Como era previsible, cortaron al cabo de catorce o quince meses.

Uno de mis amigos de siempre, católico, me decía ingenuamente, al principio, que esto era una fase que pasaría, porque “sois amigos, y el tiempo lo cura todo”. Y ese tipo de mentalidad es de las que más me chirrían. Sé que la idea del innombrable era justamente esa. Que con el tiempo me calmase, y él pudiese reconducir la situación, y entonces habría ganado.

Eso es no conocerme bien. Que sea torpe hablando no es motivo para atribuirme la creencia en mantras religiosos y de libro de Coelho. El tiempo cura jamones y quesos. Los corazones, los va ennegreciendo. Soy afable, pero cuando me atacan me convierto en mi negativo, la versión siniestra de Maquiavelo. Planeo venganzas que nunca llevaré a cabo porque las leyes me lo impiden, pero planeadas están. Que lo sepáis.

Me sentiría doblemente humillado si aceptara disculpas y excusas, y le permitiese recuperar amistades, después de haber sido él quien, con malas artes, ha estado un año tirándosela. No podrá cumplir esa parte del plan. Tengo ciertos principios. Tengo la sangre algo más caliente. Llámalo orgullo, amor propio o pragmatismo de persona introvertida y poco sociable, con facilidad para el desapego. Dicen que, a lo largo de la vida, nunca dejan de crecerte las orejas y la nariz. Creo que no es tanto un hecho biológico como una referencia al escepticismo y la desconfianza.

Va de listo, pero ha perdido definitivamente un buen grupo de amigos que eran para siempre, por pasar un año con una, cuando podía estar con otras. Creo que no ha sido una elección inteligente.

A veces, pensaba que esto le debía hacer recapacitar, y darse cuenta de que, con actitudes así, pierde mucho más que gana. Porque con su mentalidad comercial, todo se reduce a ganancias y pérdidas. El tiempo invertido en charlar con novias de amigos es la siembra, para intentar cosechar algo cuando esas chicas sean las ex de amigos. Al momento, la noria da media vuelta, y pienso que me importa una mierda si extrae o no alguna lección de todo esto. Es alguien que no merece un sitio en mi vida. Que no me importa lo que le suceda, anymore. Ha sido un bucle mental habitual estos años. El pequeño monarca vengativo que todos, en mayor o menor medida, tenemos dentro, desea que se arrepienta y lamente lo ocurrido, que se tire de los pelos, y al momento se manifiesta el yo racional que te recuerda que esa persona ya no existe en tu universo y no importa en absoluto lo que piense o sienta, y que esa es, probablemente, la venganza que más le pueda doler. No haber podido consumar el engaño y tener que quedarse a la deriva, fuera del grupo. Perder clientela valiosa. Eso le va a roer eternamente.

Este partido no lo va a ganar. Todas sus habilidades de marketing no valen una mierda conmigo. No se puede convencer a quien no accede a escuchar. No se debe prestar oídos a gente manipuladora. No logrará volver jamás. No se puede regresar a un lugar que ya no existe.


lunes, 4 de mayo de 2020

Viruela



Ante la actual epidemia de bulos, especulaciones y conspiranoia, solamente quiero recomendar una lectura que me parece importantísima para entender mejor la situación en que nos encontramos.

El blog "La pizarra de Yuri", escrito por el divulgador científico valenciano Antonio Cantó, es uno de mis preferidos. En esta entrada nos cuenta cómo se consiguió erradicar la peor enfermedad que se recuerda. Sé que muchos antivacunas seguirán desconfiando tras leerle, pero quizá algunos se den cuenta de quién les toma realmente el pelo.


http://lapizarradeyuri.blogspot.com/2010/06/viruela-cuando-la-mano-del-hombre-fue.html?m=1

martes, 16 de octubre de 2018

Bonjour tristesse (Françoise Sagan)

Anteayer encontré una novela que estaba en el podio de mi lista de pendientes, y comprobé satisfecho que no me equivocaba. La leí en pocas horas. Apareció en 1954, pero no tiene edad. Si hubiese sido escrita en 2018, no cambiaría ni una coma, ya que su estilo es completamente jóven. Nunca envejecerá.



Por fluidez, por esa capacidad de engancharte ya desde el primer párrafo y no soltarte ni habiendo leído el último, se me asemejaba a "Nada" de Carmen Laforet, aunque de esta no se puede decir que se desmarque del momento histórico en que nació. No muestra el mismo tratamiento fresco y atemporal de los asuntos sexuales. La de Sagan, por el contrario, pasaría por enteramente actual, sin eufemismos, aunque tampoco haciendo uso de un lenguaje explícito y guarro. Más bien, serena y elegantemente libre.

Curiosamente, su trama me ha resultado bastante análoga a mi propia circunstancia de hace dos meses. Ha sido un placer enorme leer una novela de esta calidad y esta temática. Representa exactamente el estilo que me atrae hoy por hoy. No me apetece empezar tochos viejos. Algún día, volveré a cambiar el chip, y leeré Los hermanos Karamázov, Olvidado rey gudú, Trópico de cáncer y Ulises. Pero tardaré en volver a esa fase. Ahora, recomendadme obras del estilo de Buenos días, tristeza.


domingo, 23 de septiembre de 2018

Septiembre, otra vez igual


Pensado fríamente, parece lógico tener que estudiar algo para obtener luego un trabajo. Pero cada vez que lo intento, mi cuerpo se niega. Cualquier palabra en el libro de texto me hace pensar en algo distinto, expulsando mi mente de esa materia. La única materia que me ha conseguido enganchar es el inglés, porque nunca ha supuesto estudiar, sino que se aprende de otras maneras. El B2 no me ha resultado muy complicado. Pero será difícil que pueda aprobar un C1 sin irme a vivir a algún país angloparlante, porque ese nivel ya exige mucha más implicación y constancia. Me distraigo demasiado.

Es devastador ver que empiezo una FP semipresencial de electricista y, cada día, voy posponiendo actividades y lecturas relativamente fáciles. Sé que debo abrir el libro, pero me siento incapaz. Necesito, en cambio, realizar cualquier actividad física. Salir a nadar, a caminar, jugar a futbito, ir a un gimnasio... Hacer algo que tenga que ver con estar vivo, con no tener que desconectarte de tus sentidos. El resto de seres vivos no estudian. Mucha gente cree que es inadecuado beber leche porque "el ser humano es el único animal adulto que la consume". Bueno, también somos los únicos animales que cocinamos paella y nadie dirá que es mala. Pero se quejan del consumo de leche y nadie dice que sea malo estudiar, aunque nunca veremos a un rinoceronte con gafas, absorto en la memorización de frases y resolución de ejercicios matemáticos.

Lo peor es que no creo que un psicólogo me pudiese ayudar a derribar esa resistencia mental. Todo lo que me pueda argumentar ya me lo he repetido miles de veces yo mismo, y no me funciona.

Voy a empezar a ir a alguna biblioteca, a ver si ese es el truco. Si he de estar fuera de casa para poder estudiar.

Me ilusiona la idea de apuntarme a un curso de dibujo y pintura. Es algo que dejé a medias a mis 9 años, porque me aburría seguir el método de encajar, de proporcionar, quería pasar directamente a los detalles. Y fantaseo con recuperar esa afición, empezando desde cero, aprendiendo correcta y metódicamente. Tenía mirado un curso subvencionado que cuesta 85 euros por año. Tardes de lunes a viernes, de 18:30 a 21:00. Pero este es el tercer curso seguido que me quedo con las ganas de apuntarme. Siempre me pilla septiembre buscando trabajo, sin la certeza de saber dónde estaré dentro de un mes, y qué horario laboral me va a tocar. Y este curso, además, me he apuntado a esa FP de electricista, que ya ha empezado y todavía no sé si seré capaz de tomarme en serio.

No sé qué quiero hacer. No confío en ser capaz de aprender algo en modalidad semipresencial, sin ir a clase casi nunca. Y no puedo dedicar dos años a una FP presencial porque necesito trabajar. Y no sé si podré volver a encontrar un trabajo. Ya en todo se exige experiencia. Es imposible cambiar de sector, y necesito salir de la industria textil y, a poder ser, de las fábricas, en general. No sé qué es lo mío, pero está claro que esto no.

lunes, 3 de septiembre de 2018

Incertidumbre



Antes de coronar a alguien, asegúrate de que no te considera su súbdito, sino su consorte.

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Lo que más me carcome es no tener claro si ella es plenamente consciente de la manipulación a la que me sometía, y si hay o no algo de sinceridad en sus disculpas o, por el contrario, simplemente trata de retener un súbdito.

Dudo en su favor cuando la recuerdo físicamente, su lenguaje gestual, su mirada, y me reafirmo en su contra cuando recuerdo sus palabras y su voz, en cada audio de wasap que vuelvo a escuchar.

Me jode no poder estar convencido al 100% de haber actuado correctamente al dispararle mis verdades en wasaps interminables a quemarropa durante esta última semana.




Hablablablar



No, no tenemos que hablar. Las cosas (si han sido destrozadas con saña) no se arreglan hablando. Ese mantra concede ventaja a los taimados, a los listos, a los falsos, a los que les da igual estropear algo, porque con disculpas y explicaciones van a salir indemnes, ejercitando con oficio su fluidez o perseverancia verbal. Las cosas se cuidan, para que no se rompan, para que no se tengan que arreglar. No me váis a camelar ahora. Disculpas, tergiversión y de rositas. No, no vamos a hablar. La verdad se encuentra en los hechos. No los transfiguremos con palabras. Algo como "Hablar mucho de uno mismo es un modo de ocultarse", dejó escrito Nietzsche. Pues eso. No necesito más puñales en la espalda. El mal que se comete por error, por desconocimiento, es perdonable. No así el que se comete por maldad, con toda la intención de parasitar y luego pedir perdón, como genuinos productos de esta tradición judeocristiana nuestra. No, no debemos perdonarlo todo. Hay que reeducar a la sociedad para que se valore como prioritario evitar dañar, en lugar de dañar y pedir perdón. Que esta costumbre engendra demasiados caraduras. Hago lo que me dé la gana y, si se enfadan, ya me disculparé y excusaré. NO, No podemos aceptar esa clase de disculpas.



viernes, 31 de agosto de 2018

O nada



La amargura de una persona no se cura con frases de sobrecillo de azúcar.
Dame el azúcar o nada. Quédate las frases.






jueves, 30 de agosto de 2018

Odio

Si te maltratan, quizá tiendas a debatirte entre dos opciones: 

1.-Pensar que no vales, tratar de ser comprensivo con las supuestas razones por las cuales se comportan así, ponerte en la piel de quien te machaca, pensar que lo hacen de un modo inconsciente, sin maldad, sin darse cuenta del daño que te hacen, y terminar cortándote las venas,






o

2.- Pensar que se dan perfecta cuenta del daño, que no les importas una mierda, que te utilizan para obtener algo que no tiene que ver contigo, y odiar, ser consciente de la injusticia, dejar crecer la rabia, y que ese odio te impulse a reaccionar, a moverte para mejorar, para que no te vuelva a suceder.



Es una vergüenza que el verbo odiar tenga connotaciones tan negativas. A veces, el odio es vida. Seguir vivo depende de que el odio se imponga a la tristeza.

Odio, luego seguiré existiendo.





Nada me resulta más tierno y encantador que Lauren Mayberry amenazando con matarme. Un rostro similar debía tener Dunia mientras apuntaba el revólver hacia Svidrigáilov en "Crimen y castigo".

domingo, 29 de julio de 2018

Desbordado





He jugado uno de mis mejores partidos, pero finalmente la bola ha golpeado la red y ha caído en mi parte de la pista. Lo que más me preocupa a estas alturas de la madrugada es que pueda llegar mi padre, encontrarme durmiendo en el sofá mientras una chica ocupa mi cama, y deducir, seguramente con toda la razón del mundo, que no tengo sangre y soy el tontito del pueblo. No voy a poder dormir.



Dos días después:

No sé si lo normal es ofenderse, deprimirse, o aceptar situaciones así. Solo sé que yo no puedo seguir así. A lo mejor me lo tomo a la tremenda porque no soy especialmente sociable. Nunca se me ha dado bien hablar y ligar. Cuando paso el fin de semana entero con una chica y duerme en mi casa, entiendo que me he ganado ser algo más que un amigo. Que si vuelve a suceder, debo cortar definitivamente la relación, porque me destroza la autoestima. No hago ejercicio y me mantengo en forma para esto. No trato de ser atractivo para esto. Quizá las chicas necesitan poseer amistades masculinas, y muchas entienden que deben buscarse amigos gays, mientras que otras tienen la estúpida fantasía de encontrar amigos heteros que "las valoren por su forma de ser y no por su cuerpo", y se comporten con ellas como el amigo gay sin serlo. Y eso me parece insoportable. No quiero que se me otorgue ese papel. Seré modesto, pero algo de orgullo tengo. No soy de piedra. Vale que no estoy enamorado, pero estas situaciones duelen igual. Me atrae. Me pone. No voy a ser el acompañante al que le termine contando sus ligues. No quiero palabras halagadoras. Quiero sexo. No quiero que me diga que todas sus amigas deberían estar con alguien como yo, mientras ella se tira a otro. Eso suena como el más doloroso de los insultos.

Semana 4: Día de ira.

Todo este tiempo quedando conmigo, diciéndome que la cuido como nadie, que se encuentra más a gusto hablando conmigo que con nadie, pero lleva dos semanas tirándose a uno de mis amigos, del cual siempre me ha hablado mal y sigue hablando mal, que si es un picaflor y un cabrón, que no se preocupa por ella, etc... pero folla con él y no conmigo. Estoy cabreado. No quiero mostrarme así porque está de baja por estrés y depresión y tiene problemas con su familia, y hay que ayudarla entre todos, por lo menos hasta que encuentre una vivienda y deje de vivir temporalmente en casas de amigos, lo cual espero que la ayude a centrarse y dejar de estar fácilmente alterable. Ha empeorado en las dos semanas que lleva viviendo con mi amigo. No parecía que el trastorno fuese tan fuerte.

Pero al final la historia es la de siempre: follan con el que más insiste, con el que fuerza la situación, con el que menos las respeta. Prefieren al más cabrón porque así tienen argumentos para echarle las culpas cuando corten. Conmigo no sabría cómo discutir. Me porto demasiado bien.



Semana 5

Estoy fatal, aunque, evidentemente, no es culpa de ella. Se me han acumulado problemas, algunos de ellos ya crónicos, y lo suyo ha colmado el vaso. Ella se encuentra quizá peor que yo. Es trabajadora social y ha estado tratando con mucha gente problemática. Yo, por mi parte, ya estaba mal este verano porque no consigo sentirme valorado en el trabajo. Por números, sé que rindo bastante más de lo que cualquier otro lograría con las máquinas en las que he estado. No paro ni medio segundo, Pero me siguen echando en cara que no pongo interés, y no entiendo qué quieren exactamente de mí. Los que me suelen criticar son mi tío y mi tía, y estoy empezando a odiarles. El caso es que hubo un descenso en los pedidos y dejé de trabajar allí en junio. Me decían que el jefe estaba contentísimo conmigo, y que entraré otra vez en septiembre u octubre, cuando vuelva a crecer la demanda, pero necesito cambiar de trabajo. No soporto esa bipolaridad. Normalmente todo parece ir genial, y de repente soy lo peor, sin que haya ocurrido nada.

Así que me monté para junio el viaje a Estambul que planeaba hacer en agosto. Más barato, pensé. Lo reservé todo para salir de casa la noche del 11 y regresar el 22 por la mañana. 4 aviones, de Barcelona a Estambul y de allí a Pamukkale y sendos regresos. Tres hostels, visado y parking del aeropuerto, y cambié 450 euros en liras turcas. Me iba a salir el viaje por unos 900 euros, quizá algo más. Al final discutí con mi padre y mi tía, que consideraban esto un gasto inaceptable en mi situación, y decidí abortar el viaje justo cuando ya me iba. Perdí 380 euros entre cosas que ya estaban reservadas y el posterior cambio de divisa. Era un momento ideal para ir, porque quedaban 3 o 4 días de ramadán, y hubiese encontrado un ambiente nocturno que no conocería en agosto.

Me aboné a la piscina de un pueblo cercano, con idea de ir poniéndome en mejor forma, porque hacía un año que no jugaba a futbito. Llevaba un par de meses haciendo, de vez en cuando, flexiones, mancuerna y abdominales, pero era poco, y ya tengo 40 años. Volví a entrenar con chavales jóvenes, y vi que apenas podía seguirles. Había perdido mucho pulmón y flexibilidad en un año. Exteriormente, no estaba mal, sé que soy relativamente guapo y me mantengo bastante bien, pero por dentro estaba muy flojo.

Llevaba, mentalmente, un verano bastante calmado, con esporádicos bajones de ánimo, hasta que empecé a quedar con ella.




Aquí he tomado como punto de partida el fin de semana que pasé entero con ella y solamente he contado que durmió en mi cama. El fin de semana anterior habíamos estado con dos amigos comunes en Valencia, y ella se había quedado unas cuantas noches más en casa de uno de ellos, Rafa, en El Cabanyal. La noche del domingo nos la pasamos charlando en la terraza con C..., uno de mis mejores amigos. El jueves, ella había regresado a Cocentaina y me llamó para venir conmigo el viernes a Cartagena y ver el concierto gratuito de The Kutimangoes en La Mar de Músicas. Yo quería ver el concierto y regresar, pero el plan se fue ampliando. Ella tenía que llevar consigo al perro, no se podía quedar solo en un camping, reservé un hotel, pasaríamos por Calblanque al día siguiente... Cuando pasé a recogerla, a las cinco de la tarde del viernes, me respondió que no estaba para ir, que no había dormido, etc. Conseguimos anular la reserva sin cargos, y quedamos la tarde siguiente para ir a la piscina. Cenamos en un bar de Muro y pasamos la noche bebiendo y charlando en mi casa. No quise intentar nada, porque ella tenía problemas con su familia y necesitaba otros lugares donde dormir. No quería que pareciera que le exigía sexo a cambio. Me decía que, a raíz de su reciente separación y sus problemas mentales, se sentía sexualmente bloqueada, estaba pasando por un duelo, y yo solo pensaba en ser respetuoso con ello, aunque me atraía mucho. Es una chica con la cual siempre he sentido más compatibilidad que con la mayoría, pero siempre que coincidíamos por ahí, tenía pareja. Es raro que yo me encuentre cómodo charlando horas y horas con una mujer. No soy muy hablador. Con ella tengo eso. Me siento tranquilo y a gusto. El domingo lo pasamos en el pueblo de la piscina donde voy habitualmente.

Ella quería ir este verano a La Riviera Maya, y otro de mis mejores amigos, asimismo amigo desde pequeño de su hermano, también llevaba tiempo con ese destino entre ceja y ceja. El miércoles me comunicó que se iba con él dentro de dos semanas, aunque siempre le ha considerado un depredador y no le tenía demasiado confianza.

Cambiaba de planes constantemente. El viernes siguiente quedamos a las cinco para la piscina de su pueblo, y acabó llegando a las siete (previos avisos de "no puedo porque ha pasado tal cosa"). Para el sábado, yo había quedado en ir a la fiesta de cumpleaños de este amigo en la casa de campo con piscina de otro. No pensaba ir, pero ella me había insistido, porque le había dicho que iría, creyendo que yo iba. "No me dejes sola con este". Así que fui a la fiesta, encargué la paella, y ella no vino. Hablamos por teléfono. Estaba floja de ánimo, pero esa noche saldría, porque eran fiestas de su pueblo, y quería que consiguiera marihuana. "Esta noche salimos a saco". Yo no había quedado a cenar en el bar con los amigos porque ella proponía que cenásemos solos en un parque. Poco antes de la hora en que había quedado con ella, pasé por el bar a cogerle marihuana a uno que tenía algo y, conociendo mi circunstancia, me daba un poco. Ella no me avisaba de estar lista para recogerla, así que pasaron dos horas y media, yo en el bar sin apenas consumir nada, charlando junto a mi amigo "el picaflor-depredador" esperando el momento de largarme. Después no quiso saber nada de la marihuana.

Entre findes, mucho mensaje de WhatsApp, y alguna que otra conversación. Ella estaba viviendo en casa de mi amigo "el picaflor". El jueves, otro amigo y yo les ayudamos a trasladar sus muebles desde la casa de su ex novio. La noche del viernes todavía eran fiestas en Cocentaina, segunda semana, y salimos. Cenamos en casa de mi amigo "el depredador". Ella pasó la mayor parte de la noche conmigo, y me hablaba mal de él. Al final, hacia la madrugada, me dijo que estaba harta de él, que solamente pensaba en divertirse con sus amigos y no se preocupaba por ella, y me confesó que se habían enrollado. De alguna manera, me lo esperaba, y volví simplemente triste a casa. En la mañana siguiente, no me dejó dormir. Me enviaba audios por WhatsApp en los cuales le insultaba, estando él presente (yo escuchaba de fondo sus réplicas sardónicas) en plan "El cabrón de tu amigo se me ha estado tirando esta semana, pero me ha perdido, porque es un demonio...)".

Yo sabía al 100% que eso de "pero ya me ha perdido" no era cierto, era una rabieta típica. Llegué a pensar que quizá me utilizaba para intentar darle celos, y que yo no le importaba nada. Ella niega que sea así y la creo, supongo que estaba muy alterada y no razonaba demasiado bien.

Yo estaba entre deprimido y mosqueado. Indignado con el hecho de que siempre me agradeciese el estar cuidándola tan bien, pero se estuviese tirando a otro, al cual insultaba constantemente. Recibía wasaps en plan "Estoy reventada por culpa mía y de tu colega, gran pescador de sirenas como yo, y solamente amigo ahora". Yo respondía en plan "Le pediré que me dé clases de pesca".
"Buff, es flojillo".
"Es efectivo. Preferiría mil veces follar con tías que me llamen cabrón y flojillo que ser, simplemente, amigo de tías que solamente me tengan un gran aprecio. Tengo mucho que aprender de él".

Eso me machaca la autoestima. Needless to say, I suppose.

El domingo, C.... mi mejor amigo, que vive en Valencia, me contó lo sucedido unas semanas atrás, cuando ella estaba allí, hospedándose en casa de Rafa, en El Cabanyal. Se habían enrollado, pero nada más. Había pasado una noche y el día posterior con él en su piso. Habían dormido en la misma cama grande, pero sin sexo, aparte de algunos besos. Ella le había contado más o menos lo mismo que a mí, que estaba sexualmente bloqueada, de duelo y tal, aunque era ella quien había buscado ese contacto físico.

Me sentí el último puto mono.






Yo tengo un trauma con este tema. Hace 7 años que no he follado. Mi última experiencia, con una chica inglesa el 15 de  octubre de 2011, me hizo sentir mal conmigo mismo (por culpa mía), y perdí las ganas de seguir tratando de ligar. Me sentí incómodo, incapaz de mantener la fluidez en las conversaciones. Notaba que no le podía dar todo lo que esperaba de mí, y que solamente seguía conmigo porque me encontraba físicamente atractivo. Durante todo este tiempo me he mantenido bastante tranquilo, pero con esta amiga se me ha derrumbado el mundo encima, porque me sentía mucho más merecedor de estar follando con ella que cualquier otro. Y la había avisado de que me gustaba, y que no quería estar por medio si se liaba con otro. Cuando me dijo que quería que fuera a la fiesta de cumpleaños del "picaflor" en aquella casita, imaginé algo, soy pesimista por experiencia, porque nos conozco a él y a mí, y le dije que me gustaba y no quería estar con ella en la fiesta de él. Pero ella me insistió en que sin mí no se sentía capaz de ir.

Ella se excusa en que "es muy buen estratega, me insistió en que me quedara varias noches en su casa y me trató muy bien al principio, etc..." Y yo, erre que erre: "Te gusta y punto, lo entiendo, pero me jode que tontearas conmigo mientras follabas con él, porque yo me iba ilusionando y tú solamente me querías como amigo" Y ella. "Yo no he tonteado con nadie, yo tengo muchos amigos, al igual que amigas..." El caso es que no nos vamos a entender. 

Ella no comprende que me quiera alejar, que no quiera ser su amigo mientras está con otro. Evidentemente, no le he contado que llevo 7 años sin follar. Temo que parezca que le quiero dar lástima. No quiero quedar demasiado como que voy de víctima. Simplemente le he repetido bastante que no soporto estar en la friendzone de una tía que me gusta, y necesito alejarme. Que no me gusta tener amigas, porque al final alguien sufre, y suelo ser yo.

El domingo por la tarde le envié varios wasaps contándole detalladamente cómo me sentía, incluyendo que "Si me estás utilizando para darle celos, te voy a odiar eternamente".

El lunes por la mañana hablamos. Ninguno de los dos estamos consiguiendo dormir habitualmente más de 4 horas por noche. Estaba sereno, pero me iban viniendo ganas de llorar tal como avanzaba la conversación, y a los 20 o 30 minutos se dio cuenta de que yo no podía seguir hablando, me ahogaba, y lo dejamos. Pasé la mañana llorando como no lo había hecho en 15 años. Y decidí hacer mucho más ejercicio y reducir y controlar estrictamente la dieta, a ver si consigo, de una vez por todas, eliminar ese pequeño pero irreductible michelín que nunca me ha permitido marcar tableta. Reaccioné en plan combativo, pensando "Me voy a poner como Conan pero en guapo, y cuando me vuelvas a ver te arrepentirás de estar con él y no conmigo". Sé que las cosas no funcionan así, peeerooo.... tenía que distraerme con alguna obsesión loca.

Martes, miércoles y jueves estuve relativamente animado. Lloraba un poco al escuchar ciertas canciones, como esta: 




De modo que me dio por hacer mogollón de flexiones, mancuerna y abdominales cada día, no comer dulces, reducir las cenas a pechuga de pollo asada con un chorrito de aceite de oliva o unas tiras de jamón serrano, e irme a caminar, y a ratos correr, dando varias vueltas al pueblo durante 2 o 3 horas cada noche, escuchando música con el móvil antiguo y los auriculares. El jueves estuvo nublado y no hizo calor, así que por la tarde salí de casa, fui hasta Cocentaina, subí al castillo y regresé en 2 horas y media. A la noche, caminé otras 3 horas. Y decidí que necesitaba volver al Camino de Santiago. Esa misma tarde, mi amigo "el depredador-picaflor", me había llamado para proponerme ir con ellos a Roncesvalles y empezar el Camino Francés el viernes. Finalmente van tres. Me llamaron también por la mañana, para convencerme, Rafa y ella. No quise ir. No puedo estar con ellos. Les aprecio, no les tengo ningún rencor, pero no les puedo ver juntos. Habían suspendido el plan de Riviera Maya porque ella no se encuentra emocionalmente estable para ir a un país tan peligroso como México. Los médicos que ha visitado esta semana lo desaconsejaban tajantemente. Algo que ya comentábamos mi amigo "el depredador" y yo hace un par de semanas. No había tardado en arrepentirse de esa reserva, viéndola a diario, tal como cambiaba de humor e iba a su bola. Temíamos que decidiera irse sola por ahí y le pasara algo.

Para colmo, Raúl está, nuevamente, en Turquía, y no para de colgar fotos de Estambul en Facebook, desde el jueves mismo. Eso me ha completado el martirio. No puedo ver esas fotos. He de cerrar Facebook inmediatamente, porque me provocan un terremoto en el centro del alma. Tampoco quise mirar las fotos que colgó ayer viernes Rafa, en las que, supongo, saldría la parejita.

Tras hablar con ella, tuve el peor día en 15 años. Fui incapaz de hacer nada en todo el viernes. Estuve encerrado en la habitación, llorando y fantaseando a veces con el suicidio. Y decidí que vuelvo al Camino del Norte. Esta mañana he comprado un medicamento antidepresivo, Deprax, aunque, tras leer el prospecto, no creo que lo utilice. Empieza a hacer efecto a las 2 semanas de tratamiento, y anteriormente puede empeorar los síntomas.

Mañana cenaré con mi amigo C... en Valencia, y seguidamente me dirigiré a Ribadesella. A media mañana del lunes, espero dejar allí el coche y coger un autobús hasta Comillas, mi pueblo fetiche, donde realizaré fotos nocturnas y empezaré a caminar la madrugada del martes. En principio, el plan es hacer tres etapas: Colombres, Poo y San Esteban de Leces. El viernes de madrugada regresaré caminando unos 5 km a Ribadesella, a por el coche, y me dirigiré a Ribadeo, donde he de ver, sí o sí, la Playa de las Catedrales. Supongo que dormiré por esa zona y regresaré a casa el sábado. El presupuesto no es muy holgado y no sé si, emocionalmente, estoy para salir de casa y conducir tanto, pero lo que tengo claro es que no estoy para quedarme encerrado. Sería la peor opción. Hoy, ocupado con todos los preparativos del viaje, no he pasado mal día, y espero que escribir esto también esté ayudando a descargarme un poco.




Y ahora tan solo ruego (a quien corresponda) que ella no me llame, al menos hasta que haya completado el trayecto en coche hasta Cantabria, porque seguro que me volvería a afectar muy negativamente escucharla, me volvería todo a la cabeza con demasiada intensidad, y debo estar bien para conducir tantas horas.