miércoles, 11 de febrero de 2015

Air (Jason Becker, 1988)

Quizás el tema musical que más haya escuchado en los últimos meses sea “Air” de Jason Becker. Me hipnotiza, y la he de escuchar una y otra vez. Sus distintas melodías se entrelazan, trenzándose y destrenzándose como hélices de ADN, siendo lo más parecido que conozco en música moderna a J. S. Bach, A. Vivaldi y J. Pachelbel.



Es la máxima expresión del heavy metal neoclásico, quizá lo más alto que haya llegado a volar un guitarrista de inspiración barroca. Becker tenía unos 15 o 16 años cuando la compuso, y 18 años cuando la grabó para su álbum debut en solitario “Perpetual burn” de 1988, tras haber realizado dos discos con una banda llamada Cacophony.

Parece que existen dioses vengativos, y que el chico hubo robado algún fuego celestial para entregárnoslo a los mortales, ya que en 1989 empezó a notar los primeros síntomas de una enfermedad degenerativa casi desconocida por aquella época, ELA, Esclerosis Lateral Amiotrófica, que desde principios de los noventa le mantiene físicamente paralizado, sin poder mover más que los ojos. Pero el Prometeo de la guitarra ha seguido componiendo música gracias a un programa informático que maneja con el movimiento de sus globos oculares. Todavía en 1990 fue votado como mejor guitarrista del año por los lectores de la revista Guitar Magazine.

Normalmente, un heavy aficionado a la guitarra te dirá que los tres guitarristas más influyentes de las 3 últimas décadas son Joe Satriani, Steve Vai e Yngwie Malmsteen. Éste último sacó su primer álbum instrumental en 1984, y casi gana el Grammy a mejor álbum de guitarra, con 19 añitos. Contenía el temazo “Icarus' dream suite”, que empieza versioneando el “Adagio de Albinoni” de Remo Giazotto.




Había nacido el subgénero llamado “Neoclásico”, y enseguida se le sumaron multitud de virtuosos como Tony MacAlpine, Vinnie Moore, Paul Gilbert y el adolescente Jason Becker, el que más se acercó al Sol, el verdadero Ícaro de este mundillo.

2 comentarios:

  1. Sublimes las dos piezas que nos dejas!
    Una auténtica enciclopedia musical tu casa. Gracias por compartir tan vastos conocimientos.

    La historia está llena, en todas las artes, de genios precoces. La lista sería interminable. Hoy mismo acabo de leer que mi admirado Orson Wels tenía 23 años cuándo aterrorizó a sus paisanos con La Guerra de los Mundos y 25 cuándo dirigó Ciudadano Kane
    http://cultura.elpais.com/cultura/2015/04/11/actualidad/1428773327_558796.html
    Un abrazo. Sigo disfrutando del genial sueño de Icaro

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    1. ¡Gracias!
      Me gustó mucho Ciudadano Kane, aunque ya hace bastantes años y no he vuelto a verla. Lo de la broma radiofónica me encanta. De vez en cuando, alguien debe evidenciar de algún modo que deje a la vista de muchos lo fácil que es controlar el comportamiento de las masas mediante los medios de comunicación.

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