In my life - The Beatles (Rubber soul, 1965).
Quisiera
rendir homenaje al mejor sucesor que conozco del Cosmos de Carl Sagan, el blog La
pizarra de Yuri, y al magnífico post que me lo dio a conocer: El pasado era una mierda.
El
mundo va claramente a mejor, a pesar de tantas malas cosas. Siempre ha existido
una mayor proporción de gente en condiciones de miseria y explotación, y siempre
han sido peores las condiciones higiénicas y de sanidad. Espero que se
reaccione a tiempo contra el cambio climático.
Hoy
en día, un peón de fábrica vive rodeado de mayores placeres que los antiguos
faraones, emperadores, reyes o sultanes, con la probable excepción del ámbito sexual. No poseemos un harén, pero disponemos de dentistas y penicilina, lugares donde practicar deportes que no ponen en riesgo
nuestra integridad física, y posibilidad de viajar de vez en cuando a algún
lugar remoto y espectacular, sin grandes peligros. Disfrutamos de avances
tecnológicos y sociales que nos permiten comer fruta recogida a miles de kilómetros, operarnos de casi cualquier enfermedad seria, bucear,
escuchar músicas variadísimas, ver películas, hacernos fotos y mostrarlas a
gente que se encuentra al otro lado del mundo, leer novelas emocionantes, hacer
yoga, saber qué son las estrellas y qué hay en el fondo de los océanos, o ir a
un gimnasio. La violencia ya no se considera normal. Exploramos sin miedo
calles, montañas, playas y bosques de otros países. Y, si algo nos ocurriera, casi
siempre habrá un hospital o un centro de salud cerca.
En
los países “del primer mundo”, prácticamente nadie pasa hambre ni frío. Nuestras
infelicidades se basan, generalmente, en dos cosas: 1.- La falta de sexo-amor,
y 2.- La falta de dinero, tiempo o ambas para viajar o dedicar más horas a otras actividades de ocio. Algunos lo pasamos mal por la alternancia de meses en paro
(sin dinero para salir adelante desahogadamente) y meses de excesivas horas de
trabajo. En mi caso, en marzo pasado estaba algo agobiado haciendo 12 horas, 6
noches por semana, y ahora, en noviembre – diciembre estoy parado.
Hay
gente que lo tiene todo, algunos por herencia y la mayoría por mérito personal,
y algunos de ellos acaban insatisfechos por no saber pararse a respirar y valorar
los “pequeños placeres diarios”.
A
veces, descubrimos algo, por ejemplo un tipo de comida que no habíamos probado,
y nos encanta, y durante un tiempo nos obsesionamos con ello. Hace 5 o 6 años,
entré por primera vez en un restaurante japonés. Desde entonces, habré estado
en menos de 15 ocasiones, porque los más cercanos se encuentran a una hora de donde vivo,
y cada vez que he ido con amigos, nos hemos atiborrado de tal manera que apenas
podíamos movernos durante las horas siguientes.
"El amor nos destrozará, otra vez más" - Joy Division (1980).
Pienso
que ese tipo de desmesura se da, muy generalmente, en la perspectiva que se
tiene sobre el sexo y el amor.
Alguna
vez he comentado con otros tíos que, si pudiésemos elegir siempre con qué chica
follar, habría alrededor de cien días al año que no follaríamos. Preferiríamos
dedicar nuestras energías a otras actividades. Senderismo, jugar a fútbol o a
tenis, hacer surf… Incluso en muchas ocasiones preferiríamos simplemente
masturbarnos. Si lo tienes tan fácil, no te obsesionas. No estás siempre
pensando en ello.
Discuto
sobre esto. Hay quien piensa que follaría todos los días del año. Yo, en
cambio, lo veo exactamente igual de importante en mi vida que jugar a fútbol
sala, pero no más. Posiblemente incluso menos. La diferencia es que a esto he
podido jugar varias veces por semana, casi cada semana, durante 28 años. Estoy infinitamente
más saciado en ese aspecto. No he tenido que padecer largos periodos de
abstinencia.
Quizá
yo sea demasiado poco fogoso. A los 17 años anoté cada vez que eyaculaba, para
sacar la suma de todo un año. Hay días que te corres tres o cuatro veces, pero
aun así, el número resultante fue (no lo recuerdo bien) 278 o 248. Me
sorprendió por lo bajo. Por otro lado, creo que el tiempo máximo que he pasado
sin correrme han sido 12 días, en época de depresión anímica, y unos 10 días
durante algún viaje.
She's only sleeping - Vinnie Moore (Live!, 2000).
Enamorarme, con casi 25 años, fue una experiencia muy dolorosa, y llena de contradicciones. En el fondo,
notaba que era un capricho exagerado. Estuve lloroso durante un par de años, y
me duró esa tristeza unos cuatro años, pero entre toda esa angustia también
percibía la falta de sentido de todo ese estado mental. Racionalmente, sabía
que esa chica no era tan especial, que había muchas otras capaces de atraerme
mucho más, que simplemente me había acercado demasiado, que el amor se genera por
cercanía en épocas de debilidad, que había cometido el error de fijarme
demasiado en el conjunto de rasgos y cualidades positivas de esa amiga, que
pasarían años antes de que pudiese apagar esa llama, aun descubriendo también,
gradualmente, aspectos de ella que no me gustaban.
Es
como frenar una nave espacial que trate de llegar en 50 años a Alfa Centauro,
una vez alcanzada su máxima velocidad, que ha de ser brutal. Puede tenerse que
dedicar la mitad del trayecto al proceso de desaceleración gradual, porque no
hay fuerza de rozamiento en el espacio que te frene. ¿Cómo desaceleras una nave que va a 25.000 km. por segundo? El amor va igual. Puede que, a mitad
del camino, adviertas que tomaste una dirección errónea, pero ya hay un montón
de sentimientos que van a mil, y lleva un tiempo larguísimo ir frenando. Aun
sabiendo que no existe la media naranja, o que hay cien millones de medias
naranjas ahí fuera, distintas entre sí, con diversos estilos, pero todas
igualmente idóneas para ti.
Sobradamente alcanzamos a saciar todas nuestras necesidades más básicas y gran parte de nuestros caprichos.
El sexo y el amor nos resultan imposibles de controlar, en una época en que
todo lo demás está bajo nuestro dominio. Por eso exageramos su importancia.
¿Son necesidades básicas? Sí. ¿Tanto como el comer, la higiene o el refugio?
No. Son necesidades básicas de segundo orden. Como poder practicar tus otros
deportes preferidos.
Writing to reach you - Travis (The invisible band, 2001).
Sarah - Thin Lizzy (Black rose. A rock legend, 1979). La guitarra de Gary Moore combinada con la voz de Phil Lynott dejó unas cuantas joyas, como Parisienne walkways, Black rose, Waiting for an alibi, Spanish guitar y Sarah.