lunes, 7 de septiembre de 2015

Mi Camino del Norte a Santiago (Parte II - Cantabria, agosto 2015)

Llegando a Liendo.

La parte cántabra del Camino ha supuesto una aventura bastante distinta de lo que fue la parte vasca. Las cosas malas:

El clima no ha sido tan benevolente como hace 4 años. Nos ha impedido bañarnos en algunas playas espectaculares.

La mayor parte del Camino ha discurrido sobre asfalto. A veces por carreteras secundarias sin apenas arcén. Cuando terminé la parte vasca, estaba convencido de que algún día lo repetiría para llegar del tirón desde Irún hasta Fisterra, en unos 40 días. El asfalto cántabro me ha hecho dudar de ello. En Euskadi el Camino era generalmente camino, como debe ser.

Siempre va bien mezclar la apasionada práctica de deportes como el descansing con actividades culturales tipo "conocimiento del medio barístico".

En Euskadi era más frecuente encontrar a mitad de etapa alguna fuente o algún bar. Algunas etapas cántabras son más “desérticas” en ese sentido. Un desierto muy verde. 

También hay más tramos mal señalizados que en Euskadi. Bien por la presencia de albergues privados cuyos dueños pintan señales falsas para atraer clientes, o porque a algunas personas no les interesa que el camino atraviese ciertas zonas. También es cierto que en Euskadi nos sucedieron ambas cosas durante la etapa entre Markina y Gernika.

Las cosas buenas:

Parte central de Comillas, bajando desde el albergue.

El núcleo urbano más impresionante desde San Sebastián es Comillas. Un pedacito de Praga en España. Un pueblo muy espectacular arquitectónicamente, y con un gran entorno natural. Su albergue me recordó bastante al de Pasajes, que para mi gusto fue el mejor albergue de Euskadi.

Playa de Noja, desde El Brusco.

Otra de las mejores partes del Camino es la subida y bajada de El Brusco, colina situada entre las enormes playas de Berria y Noja. Las vistas desde arriba son sensacionales, y luego fue maravilloso recorrer descalzo la interminable playa de Noja, de unos 4 o 5 km de longitud, y además muy ancha, ya que llegamos con la marea baja.

Una de las playas brutales que vas encontrando antes de bajar a la de Somo.

Hay varios km de senda por el borde de un acantilado que toca bastantes playas espectaculares previas al descenso hacia la enorme playa de Somo, justo antes de cruzar en barco la ría hasta Santander. Es una zona repleta de surfistas y escuelas de surf.

Fragmento del valle de Liendo.

El valle de Liendo es muy bonito. Y al abandonarlo, procurad seguir el camino que sube la montaña y se asoma a la playa de San Julián.

Los primeros días pudimos practicar bastante nuestro inglés. Había gente de diversas nacionalidades. El segundo país de donde más gente hace el Camino del Norte, tras España, es Alemania.



Albergue "La cabaña del abuelo Peuto" de Güemes (la parte pequeña del jardín).

El albergue de Güemes es en sí mismo una de las curiosidades del Camino. Una preciosa comuna creada por el teólogo-activista Ernesto, quien al poco de licenciarse, hace 52 años, decidió tomarse un año sabático para recorrer mundo con tres amigos, y ese año sabático duró 27 meses. Por las tardes cuenta su historia y su ideología ante una audiencia compuesta por prácticamente todos los peregrinos que se alojan allí, y es una delicia escucharle. Yo tenía mis recelos, pues soy ateo, y temía un sermón católico. Nada más lejos. Nos habló sobre el espíritu del camino, más allá de las creencias de cada cual, los intereses políticos tras todas esas plantaciones de eucaliptos, las mejores opciones para seguir por el Camino, la solidaridad, sus aventuras de juventud, el funcionamiento del albergue…

Albergue de Comillas.

Los albergues han sido generalmente mejores que en Euskadi (de donde tampoco tengo queja). Cuatro de ellos me han parecido los mejores de lo que llevamos de Camino, cada uno con su estilo: Liendo, Güemes, Boo de Piélagos (privado), y Comillas. También me gustó bastante el de Santillana del Mar. El único albergue regularillo ha sido el de Santander, que es un piso reformado y las duchas eran fatales. Quizá el peor del Camino hasta ahora, aun teniendo en cuenta que el de Gernika era un pabellón deportivo con colchones estrechos de hacer gimnasia o esterillas en el suelo. Los demás bien o muy bien.

Bajando hacia Laredo.

El paisaje es tan espectacular como en Euskadi. Playas enormes rodeadas de verdes montes o acantilados, y bonitos valles y poblaciones.

En Santillana y Comillas, los hospitaleros no cerraban el albergue, de modo que se podía trasnochar, si previamente avisabas a otros peregrinos de que ibas a salir y les pedías que no cerrasen la puerta.

Nada más llegar, junto a Elena, a Santillana del Mar, nos topamos con Miquel y Felipe, que acababan de llegar en coche. Lo aprovechamos para acercarnos al museo de Altamira, pero ya no quedaban entradas para ese día.

En Comillas, el albergue cuenta con plazas para 20 peregrinos, pero el hospitalero se pasó la tarde organizando el alojamiento, en otras casas-pensiones, de quienes no cabían allí.

Hace 4 años, Colomer y yo recorrimos la parte vasca del Camino de Santiago. Empezamos cogiendo un Bilmanbus nocturno desde Valencia. Llegamos a Irún hacia las 7:30 de la madrugada, si no recuerdo mal. Buscamos una parroquia donde conseguir las credenciales de peregrinos, y empezamos a caminar.

Aquiles cazando troyanos en la playa de Noja.

Esta vez venían otros dos colegas que querían probar a hacer el Camino, y prefirieron que fuésemos hasta Castro Urdiales en coche. Les costó bastante encontrar las credenciales y luego prefirieron hacer algo de turismo, así que Colomer y yo recorrimos dos etapas sin ellos. Luego se nos unieron para hacer otras tres etapas. En Santander nos separamos, y tras otras dos etapas, al llegar a Santillana, encontramos a otros dos amigos que también venían a probar. Con los cuales llegamos a San Vicente de la Barquera (Tocaba llegar hasta Unquera, pero la noche anterior salimos de fiesta por Comillas hasta la madrugada. Dormí hora y media). Y luego, a poquita tarde, cogimos el coche para ver algo de los Picos de Europa. De modo que, por tercera vez en mi vida, subí en el teleférico de Fuente Dé, cenamos en Potes, y al día siguiente, por segunda vez en mi vida, hice la Ruta del Cares.

Pasando en gabarra desde Laredo hasta Santoña.

Nuestras etapas cántabras fueron:
1. Islares
2. Liendo
3. Noja (albergue privado)
4. Güemes
5. Santander
6. Boo de Piélagos (albergue privado)
7. Santillana del Mar
8. Comillas
9. San Vicente de la Barquera




Por circunstancias, realizamos dos etapas cortas con sendas metas en Islares y San Vicente de la Barquera. Cuando lo repitamos entero, deberemos llegar directo desde Castro Urdiales a Liendo y desde Comillas a Unquera. Igual que en Euskadi deberíamos haber ido directo de Gernika a Bilbao sin parar en Lezama (aunque tiene un buen albergue), y quizá de Irún a San Sebastián, si quieres acortar días de Camino, aunque Pasajes es un lugar precioso y con buen albergue.


La playa de Berria, desde la arenosa senda ascendente de El Brusco. Por esa parte es como una enorme duna con mucha vegetación.

Lo que ahora nos queda por recorrer será un poco menos fácil. En Euskadi y Cantabria, raramente alguna etapa alcanza los 25 km. En cambio, en Asturias y Galicia, casi todas las etapas superan los 25 km, y algunas de ellas alcanzan los 30 y pico.



Y siempre acabo llorando el último día de Camino. Señal de que ha sido una pasada.

Mi post sobre la primera parte del Camino (Euskadi)


Kumasi walk, de Ikebe Shakedown, año 2011, y New life, en directo, de Eddie Roberts, 2006.


Hello stranger (The Bamboos, 2012)