El día que
suba a casa por el ascensor, habré dejado de ser joven
(y en mi
escalera viven viejos de diez años).
Algunas
veces vuelvo de Alcoi caminando (13 o 14 km ), tras una noche de fiesta, y subo, como
siempre, por las escaleras, cinco pisos. Me digo que es para mantenerme en
forma y ayudar a quemar todo el alcohol. Al día siguiente veo, como de
costumbre, a los niños del primero o del segundo piso esperando el ascensor, y me
parece incomprensible.
Y no es
culpa suya. En mi infancia, la sociedad nos proporcionaba escaleras y Barrio
Sésamo. Hoy les ofrece ascensores y Tele 5.
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