Dos días después:
No sé si lo normal es ofenderse, deprimirse, o aceptar situaciones así. Solo sé que yo no puedo seguir así. A lo mejor me lo tomo a la tremenda porque no soy especialmente sociable. Nunca se me ha dado bien hablar y ligar. Cuando paso el fin de semana entero con una chica y duerme en mi casa, entiendo que me he ganado ser algo más que un amigo. Que si vuelve a suceder, debo cortar definitivamente la relación, porque me destroza la autoestima. No hago ejercicio y me mantengo en forma para esto. No trato de ser atractivo para esto. Quizá las chicas necesitan poseer amistades masculinas, y muchas entienden que deben buscarse amigos gays, mientras que otras tienen la estúpida fantasía de encontrar amigos heteros que "las valoren por su forma de ser y no por su cuerpo", y se comporten con ellas como el amigo gay sin serlo. Y eso me parece insoportable. No quiero que se me otorgue ese papel. Seré modesto, pero algo de orgullo tengo. No soy de piedra. Vale que no estoy enamorado, pero estas situaciones duelen igual. Me atrae. Me pone. No voy a ser el acompañante al que le termine contando sus ligues. No quiero palabras halagadoras. Quiero sexo. No quiero que me diga que todas sus amigas deberían estar con alguien como yo, mientras ella se tira a otro. Eso suena como el más doloroso de los insultos.
Semana 4: Día de ira.
Todo este tiempo quedando conmigo, diciéndome que la cuido como nadie, que se encuentra más a gusto hablando conmigo que con nadie, pero lleva dos semanas tirándose a uno de mis amigos, del cual siempre me ha hablado mal y sigue hablando mal, que si es un picaflor y un cabrón, que no se preocupa por ella, etc... pero folla con él y no conmigo. Estoy cabreado. No quiero mostrarme así porque está de baja por estrés y depresión y tiene problemas con su familia, y hay que ayudarla entre todos, por lo menos hasta que encuentre una vivienda y deje de vivir temporalmente en casas de amigos, lo cual espero que la ayude a centrarse y dejar de estar fácilmente alterable. Ha empeorado en las dos semanas que lleva viviendo con mi amigo. No parecía que el trastorno fuese tan fuerte.
Pero al final la historia es la de siempre: follan con el que más insiste, con el que fuerza la situación, con el que menos las respeta. Prefieren al más cabrón porque así tienen argumentos para echarle las culpas cuando corten. Conmigo no sabría cómo discutir. Me porto demasiado bien.
Semana 5
Estoy fatal, aunque, evidentemente, no es culpa de ella. Se me han acumulado problemas, algunos de ellos ya crónicos, y lo suyo ha colmado el vaso. Ella se encuentra quizá peor que yo. Es trabajadora social y ha estado tratando con mucha gente problemática. Yo, por mi parte, ya estaba mal este verano porque no consigo sentirme valorado en el trabajo. Por números, sé que rindo bastante más de lo que cualquier otro lograría con las máquinas en las que he estado. No paro ni medio segundo, Pero me siguen echando en cara que no pongo interés, y no entiendo qué quieren exactamente de mí. Los que me suelen criticar son mi tío y mi tía, y estoy empezando a odiarles. El caso es que hubo un descenso en los pedidos y dejé de trabajar allí en junio. Me decían que el jefe estaba contentísimo conmigo, y que entraré otra vez en septiembre u octubre, cuando vuelva a crecer la demanda, pero necesito cambiar de trabajo. No soporto esa bipolaridad. Normalmente todo parece ir genial, y de repente soy lo peor, sin que haya ocurrido nada.
Así que me monté para junio el viaje a Estambul que planeaba hacer en agosto. Más barato, pensé. Lo reservé todo para salir de casa la noche del 11 y regresar el 22 por la mañana. 4 aviones, de Barcelona a Estambul y de allí a Pamukkale y sendos regresos. Tres hostels, visado y parking del aeropuerto, y cambié 450 euros en liras turcas. Me iba a salir el viaje por unos 900 euros, quizá algo más. Al final discutí con mi padre y mi tía, que consideraban esto un gasto inaceptable en mi situación, y decidí abortar el viaje justo cuando ya me iba. Perdí 380 euros entre cosas que ya estaban reservadas y el posterior cambio de divisa. Era un momento ideal para ir, porque quedaban 3 o 4 días de ramadán, y hubiese encontrado un ambiente nocturno que no conocería en agosto.
Me aboné a la piscina de un pueblo cercano, con idea de ir poniéndome en mejor forma, porque hacía un año que no jugaba a futbito. Llevaba un par de meses haciendo, de vez en cuando, flexiones, mancuerna y abdominales, pero era poco, y ya tengo 40 años. Volví a entrenar con chavales jóvenes, y vi que apenas podía seguirles. Había perdido mucho pulmón y flexibilidad en un año. Exteriormente, no estaba mal, sé que soy relativamente guapo y me mantengo bastante bien, pero por dentro estaba muy flojo.
Llevaba, mentalmente, un verano bastante calmado, con esporádicos bajones de ánimo, hasta que empecé a quedar con ella.
Aquí he tomado como punto de partida el fin de semana que pasé entero con ella y solamente he contado que durmió en mi cama. El fin de semana anterior habíamos estado con dos amigos comunes en Valencia, y ella se había quedado unas cuantas noches más en casa de uno de ellos, Rafa, en El Cabanyal. La noche del domingo nos la pasamos charlando en la terraza con C..., uno de mis mejores amigos. El jueves, ella había regresado a Cocentaina y me llamó para venir conmigo el viernes a Cartagena y ver el concierto gratuito de The Kutimangoes en La Mar de Músicas. Yo quería ver el concierto y regresar, pero el plan se fue ampliando. Ella tenía que llevar consigo al perro, no se podía quedar solo en un camping, reservé un hotel, pasaríamos por Calblanque al día siguiente... Cuando pasé a recogerla, a las cinco de la tarde del viernes, me respondió que no estaba para ir, que no había dormido, etc. Conseguimos anular la reserva sin cargos, y quedamos la tarde siguiente para ir a la piscina. Cenamos en un bar de Muro y pasamos la noche bebiendo y charlando en mi casa. No quise intentar nada, porque ella tenía problemas con su familia y necesitaba otros lugares donde dormir. No quería que pareciera que le exigía sexo a cambio. Me decía que, a raíz de su reciente separación y sus problemas mentales, se sentía sexualmente bloqueada, estaba pasando por un duelo, y yo solo pensaba en ser respetuoso con ello, aunque me atraía mucho. Es una chica con la cual siempre he sentido más compatibilidad que con la mayoría, pero siempre que coincidíamos por ahí, tenía pareja. Es raro que yo me encuentre cómodo charlando horas y horas con una mujer. No soy muy hablador. Con ella tengo eso. Me siento tranquilo y a gusto. El domingo lo pasamos en el pueblo de la piscina donde voy habitualmente.
Ella quería ir este verano a La Riviera Maya, y otro de mis mejores amigos, asimismo amigo desde pequeño de su hermano, también llevaba tiempo con ese destino entre ceja y ceja. El miércoles me comunicó que se iba con él dentro de dos semanas, aunque siempre le ha considerado un depredador y no le tenía demasiado confianza.
Cambiaba de planes constantemente. El viernes siguiente quedamos a las cinco para la piscina de su pueblo, y acabó llegando a las siete (previos avisos de "no puedo porque ha pasado tal cosa"). Para el sábado, yo había quedado en ir a la fiesta de cumpleaños de este amigo en la casa de campo con piscina de otro. No pensaba ir, pero ella me había insistido, porque le había dicho que iría, creyendo que yo iba. "No me dejes sola con este". Así que fui a la fiesta, encargué la paella, y ella no vino. Hablamos por teléfono. Estaba floja de ánimo, pero esa noche saldría, porque eran fiestas de su pueblo, y quería que consiguiera marihuana. "Esta noche salimos a saco". Yo no había quedado a cenar en el bar con los amigos porque ella proponía que cenásemos solos en un parque. Poco antes de la hora en que había quedado con ella, pasé por el bar a cogerle marihuana a uno que tenía algo y, conociendo mi circunstancia, me daba un poco. Ella no me avisaba de estar lista para recogerla, así que pasaron dos horas y media, yo en el bar sin apenas consumir nada, charlando junto a mi amigo "el picaflor-depredador" esperando el momento de largarme. Después no quiso saber nada de la marihuana.
Entre findes, mucho mensaje de WhatsApp, y alguna que otra conversación. Ella estaba viviendo en casa de mi amigo "el picaflor". El jueves, otro amigo y yo les ayudamos a trasladar sus muebles desde la casa de su ex novio. La noche del viernes todavía eran fiestas en Cocentaina, segunda semana, y salimos. Cenamos en casa de mi amigo "el depredador". Ella pasó la mayor parte de la noche conmigo, y me hablaba mal de él. Al final, hacia la madrugada, me dijo que estaba harta de él, que solamente pensaba en divertirse con sus amigos y no se preocupaba por ella, y me confesó que se habían enrollado. De alguna manera, me lo esperaba, y volví simplemente triste a casa. En la mañana siguiente, no me dejó dormir. Me enviaba audios por WhatsApp en los cuales le insultaba, estando él presente (yo escuchaba de fondo sus réplicas sardónicas) en plan "El cabrón de tu amigo se me ha estado tirando esta semana, pero me ha perdido, porque es un demonio...)".
Yo sabía al 100% que eso de "pero ya me ha perdido" no era cierto, era una rabieta típica. Llegué a pensar que quizá me utilizaba para intentar darle celos, y que yo no le importaba nada. Ella niega que sea así y la creo, supongo que estaba muy alterada y no razonaba demasiado bien.
Yo estaba entre deprimido y mosqueado. Indignado con el hecho de que siempre me agradeciese el estar cuidándola tan bien, pero se estuviese tirando a otro, al cual insultaba constantemente. Recibía wasaps en plan "Estoy reventada por culpa mía y de tu colega, gran pescador de sirenas como yo, y solamente amigo ahora". Yo respondía en plan "Le pediré que me dé clases de pesca".
"Buff, es flojillo".
"Es efectivo. Preferiría mil veces follar con tías que me llamen cabrón y flojillo que ser, simplemente, amigo de tías que solamente me tengan un gran aprecio. Tengo mucho que aprender de él".
Eso me machaca la autoestima. Needless to say, I suppose.
El domingo, C.... mi mejor amigo, que vive en Valencia, me contó lo sucedido unas semanas atrás, cuando ella estaba allí, hospedándose en casa de Rafa, en El Cabanyal. Se habían enrollado, pero nada más. Había pasado una noche y el día posterior con él en su piso. Habían dormido en la misma cama grande, pero sin sexo, aparte de algunos besos. Ella le había contado más o menos lo mismo que a mí, que estaba sexualmente bloqueada, de duelo y tal, aunque era ella quien había buscado ese contacto físico.
Me sentí el último puto mono.
Yo tengo un trauma con este tema. Hace 7 años que no he follado. Mi última experiencia, con una chica inglesa el 15 de octubre de 2011, me hizo sentir mal conmigo mismo (por culpa mía), y perdí las ganas de seguir tratando de ligar. Me sentí incómodo, incapaz de mantener la fluidez en las conversaciones. Notaba que no le podía dar todo lo que esperaba de mí, y que solamente seguía conmigo porque me encontraba físicamente atractivo. Durante todo este tiempo me he mantenido bastante tranquilo, pero con esta amiga se me ha derrumbado el mundo encima, porque me sentía mucho más merecedor de estar follando con ella que cualquier otro. Y la había avisado de que me gustaba, y que no quería estar por medio si se liaba con otro. Cuando me dijo que quería que fuera a la fiesta de cumpleaños del "picaflor" en aquella casita, imaginé algo, soy pesimista por experiencia, porque nos conozco a él y a mí, y le dije que me gustaba y no quería estar con ella en la fiesta de él. Pero ella me insistió en que sin mí no se sentía capaz de ir.
Ella se excusa en que "es muy buen estratega, me insistió en que me quedara varias noches en su casa y me trató muy bien al principio, etc..." Y yo, erre que erre: "Te gusta y punto, lo entiendo, pero me jode que tontearas conmigo mientras follabas con él, porque yo me iba ilusionando y tú solamente me querías como amigo" Y ella. "Yo no he tonteado con nadie, yo tengo muchos amigos, al igual que amigas..." El caso es que no nos vamos a entender.
Ella no comprende que me quiera alejar, que no quiera ser su amigo mientras está con otro. Evidentemente, no le he contado que llevo 7 años sin follar. Temo que parezca que le quiero dar lástima. No quiero quedar demasiado como que voy de víctima. Simplemente le he repetido bastante que no soporto estar en la friendzone de una tía que me gusta, y necesito alejarme. Que no me gusta tener amigas, porque al final alguien sufre, y suelo ser yo.
El domingo por la tarde le envié varios wasaps contándole detalladamente cómo me sentía, incluyendo que "Si me estás utilizando para darle celos, te voy a odiar eternamente".
El lunes por la mañana hablamos. Ninguno de los dos estamos consiguiendo dormir habitualmente más de 4 horas por noche. Estaba sereno, pero me iban viniendo ganas de llorar tal como avanzaba la conversación, y a los 20 o 30 minutos se dio cuenta de que yo no podía seguir hablando, me ahogaba, y lo dejamos. Pasé la mañana llorando como no lo había hecho en 15 años. Y decidí hacer mucho más ejercicio y reducir y controlar estrictamente la dieta, a ver si consigo, de una vez por todas, eliminar ese pequeño pero irreductible michelín que nunca me ha permitido marcar tableta. Reaccioné en plan combativo, pensando "Me voy a poner como Conan pero en guapo, y cuando me vuelvas a ver te arrepentirás de estar con él y no conmigo". Sé que las cosas no funcionan así, peeerooo.... tenía que distraerme con alguna obsesión loca.
Martes, miércoles y jueves estuve relativamente animado. Lloraba un poco al escuchar ciertas canciones, como esta:
De modo que me dio por hacer mogollón de flexiones, mancuerna y abdominales cada día, no comer dulces, reducir las cenas a pechuga de pollo asada con un chorrito de aceite de oliva o unas tiras de jamón serrano, e irme a caminar, y a ratos correr, dando varias vueltas al pueblo durante 2 o 3 horas cada noche, escuchando música con el móvil antiguo y los auriculares. El jueves estuvo nublado y no hizo calor, así que por la tarde salí de casa, fui hasta Cocentaina, subí al castillo y regresé en 2 horas y media. A la noche, caminé otras 3 horas. Y decidí que necesitaba volver al Camino de Santiago. Esa misma tarde, mi amigo "el depredador-picaflor", me había llamado para proponerme ir con ellos a Roncesvalles y empezar el Camino Francés el viernes. Finalmente van tres. Me llamaron también por la mañana, para convencerme, Rafa y ella. No quise ir. No puedo estar con ellos. Les aprecio, no les tengo ningún rencor, pero no les puedo ver juntos. Habían suspendido el plan de Riviera Maya porque ella no se encuentra emocionalmente estable para ir a un país tan peligroso como México. Los médicos que ha visitado esta semana lo desaconsejaban tajantemente. Algo que ya comentábamos mi amigo "el depredador" y yo hace un par de semanas. No había tardado en arrepentirse de esa reserva, viéndola a diario, tal como cambiaba de humor e iba a su bola. Temíamos que decidiera irse sola por ahí y le pasara algo.
Para colmo, Raúl está, nuevamente, en Turquía, y no para de colgar fotos de Estambul en Facebook, desde el jueves mismo. Eso me ha completado el martirio. No puedo ver esas fotos. He de cerrar Facebook inmediatamente, porque me provocan un terremoto en el centro del alma. Tampoco quise mirar las fotos que colgó ayer viernes Rafa, en las que, supongo, saldría la parejita.
Tras hablar con ella, tuve el peor día en 15 años. Fui incapaz de hacer nada en todo el viernes. Estuve encerrado en la habitación, llorando y fantaseando a veces con el suicidio. Y decidí que vuelvo al Camino del Norte. Esta mañana he comprado un medicamento antidepresivo, Deprax, aunque, tras leer el prospecto, no creo que lo utilice. Empieza a hacer efecto a las 2 semanas de tratamiento, y anteriormente puede empeorar los síntomas.
Mañana cenaré con mi amigo C... en Valencia, y seguidamente me dirigiré a Ribadesella. A media mañana del lunes, espero dejar allí el coche y coger un autobús hasta Comillas, mi pueblo fetiche, donde realizaré fotos nocturnas y empezaré a caminar la madrugada del martes. En principio, el plan es hacer tres etapas: Colombres, Poo y San Esteban de Leces. El viernes de madrugada regresaré caminando unos 5 km a Ribadesella, a por el coche, y me dirigiré a Ribadeo, donde he de ver, sí o sí, la Playa de las Catedrales. Supongo que dormiré por esa zona y regresaré a casa el sábado. El presupuesto no es muy holgado y no sé si, emocionalmente, estoy para salir de casa y conducir tanto, pero lo que tengo claro es que no estoy para quedarme encerrado. Sería la peor opción. Hoy, ocupado con todos los preparativos del viaje, no he pasado mal día, y espero que escribir esto también esté ayudando a descargarme un poco.
Y ahora tan solo ruego (a quien corresponda) que ella no me llame, al menos hasta que haya completado el trayecto en coche hasta Cantabria, porque seguro que me volvería a afectar muy negativamente escucharla, me volvería todo a la cabeza con demasiada intensidad, y debo estar bien para conducir tantas horas.